El próximo sábado 22 de marzo a las 11,30 en la Plaza Rubén Darío, Austria entre avenida Figueroa Alcorta y avenida del Libertador, se realizará el acto de apertura de una nueva edición del Paseo de las Esculturas, con cuarentaicinco obras de Carlos Regazzoni. Ese día estará presente el artista junto al Ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, y tocará la Babel Orquesta.
Regazzoni expondrá sus obras al aire libre y divididas en tres sectores: La flota de aviones, El malón y Rancho de los esteros. Las esculturas fueron realizadas a partir de materiales metálicos de distintas texturas y procedencias.
"Con las obras de Regazzoni el Paseo de las Esculturas une una vez más la cultura y los espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires", destaca Hernán Lombardi, Ministro de Cultura porteño. Ésta es la tercera edición del Paseo de las Esculturas, la primera fue en 2009 con una colección de obras de Bastón Díaz, y la segunda en 2011 con esculturas de Raúl Farco.
El paseo de las esculturas propone un encuentro entre el arte y el espacio público, para una relación más cercana entre los ciudadanos y la obra de arte.
Las Obras
Las esculturas de Carlos Regazzoni y su particular y único lenguaje artístico, lo han convertido en un verdadero artista popular. Regazzoni no talla ni funde sus obras, sino que realiza una operación distinta produciendo un collage corpóreo a partir de materiales de difícil versatilidad, pero que en la mano del artista parecen fluidas pinceladas.
El recorrido del Paseo de las Esculturas se despliega en tres sectores: La flota de aviones, El malón y Rancho de los esteros. Se trata de tres escenas recreadas por el artista que nos sitúan en distintos escenarios.
La flota de aviones es un homenaje que realiza el artista a Aeroposta Argentina y a quien fue director de la compañía, Antoine De Saint Exupéry. En 1929 inauguraron la ruta patagónica uniendo Pacheco con Comodoro Rivadavia. El artista recrea los aviones de la época e incorpora la imagen de la aviadora al propio Saint Exupéry y también al Principito.
El malón es otra puesta de escena, una imaginaria fotografía del último malón de Azul de 1876, cuando el cacique Namuncurá dirigió el último malón contra los campos de la región terminando así una larga lucha entre los antiguos y los nuevos dueños de la tierra. Ahí se ve al cacique montando su caballo dispuesto a la pelea acompañado de sus hombres, esperando la señal del gran líder. El cuadro se divide y se puede encontrar un grupo de aborígenes en estado de alerta esperando la llegada de la cautiva.
Para terminar, el artista presenta Rancho de los esteros donde se ocupa de rescatar los animales autóctonos e intentar mostrar su expresividad con materiales toscos e inusuales para este tipo de obra y temática. Ahí están los avestruces, ñandúes, charitos y yacarés.
Carlos Regazzoni
Fue cuando pisaba sus cuarenta años que decidió concederle vía libre a su vocación de artista, dándole a su vida un vuelco rotundo. Sin duda su pasión por el arte se gestó en forma subterránea, durante sus jóvenes años de formación académica en la Escuela Superior de Bellas Artes Manuel Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires.
En su Atelier, entre pinturas, esculturas e intervenciones, el Artista comenzó a darle vida a su obra, y con el tiempo llegó a instalarse como un referente internacional indiscutido. Con piezas inigualables, supo conmover a los coleccionistas más exigentes, como Otero-Monsegur, Fortabat, Cambiasso, y Contí; y allí mismo fue visitado por Antonio Banderas, Melanie Griffith y grandes personalidades del mundo de los negocios, ávidos de conocer personalmente su emblemático taller.
Consagrado como uno de los artistas contemporáneos más vanguardistas, su obra fue declarada de interés cultural tanto a nivel nacional como en el exterior en reiteradas ocasiones. En Argentina, actualmente cuenta con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación, la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y la Presidencia de la Nación. Asimismo, la genialidad del Artista despertó gran admiración en Europa, especialmente en Francia, donde tiene su imponente castillo barroco – devenido en Atelier – en Fontaine Francaise. Obtuvo gran apoyo por parte del gobierno francés, quien subvencionó muchas de sus obras por considerarlas únicas. En el viejo continente, también fue agasajado con especiales honores: fue el único artista invitado a exponer en la Rue de Champs Eliseé – por el centenario del aeroclub francés – tres aviones de tamaño natural; un film de su obra fue premiado en la bienal de Vahándome; y entre otras distinciones, ganó el Festival de Pintura en Cagnes-sur-Mer en Mónaco.
Tanto en Argentina como en Francia, su obra cuenta con más de tres mil esculturas – entre ellas dos monumentales dinosaurios instalados en la Patagonia –, más de cuatro mil enormes acrílicos e innumerables pinturas y dibujos en las que retrató paisajes, personas y animales con sensibilidad conmovedora. Sus obras también fueron adquiridas por personalidades mundiales – como Madonna y Charles Degané – y halagadas por los críticos más destacados del mundo, con Pierre Restan encabezando la lista.
Hoy, con casi 30 años de trayectoria, Carlos Regazzoni demostró que el mundo no es tan grande como parece y que su potencial no sabe de límites. "El arte es como dormir la siesta en el cuartito del fondo de tu casa, y que en el patio caiga un rayo", define el Artista parafraseando a otro genio, Julio Cortázar.
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