‘Seguir viendo’ es la sección de Netflix que te recuerda las películas, series y documentales que, sin importar el tiempo que les hayas dedicado, nunca terminaste, a pesar de haberlas reproducido hasta un punto. Pues bien, después de haber recibido varias peticiones de usuarios que sugerían contar con la posibilidad de modificar la lista de ese apartado para que la plataforma no solo pudiera hacer nuevas recomendaciones, sino que también dejara a un lado esos títulos sobre los que posiblemente se ha perdido el interés, el gigante del streaming finalmente anunció que ha añadido algunas novedades.
Se trata de una nueva opción que ya está disponible para cualquier dispositivo, incluidos los televisores. El recién estrenado botón permite eliminar los contenidos a los cuales definitivamente no les darás otra oportunidad. Se llama “Eliminar de ‘Seguir viendo’ y aunque este tiene el propósito de darle un nuevo aire a esa compilación de producciones, también incluye la opción de deshacer la decisión, por si el usuario se arrepiente y cambia de opción.
Cómo eliminar contenidos del listado de ‘Seguir viendo’:
Para eliminar una serie o película de este apartado, lo único que debe hacerse es hacer clic en el contenido y una vez salga el menú de opciones, se debe seleccionar el botón de ‘Eliminar de Seguir viendo’.
Netflix comenzó a desarrollar la nueva función desde hace aproximadamente un año y medio cuando el botón tuvo sus primeras pruebas en algunos usuarios y solo en dispositivos móviles. Sin embargo a partir del 27 de enero, la herramienta está habilitada para todo el público.
Ya antes el príncipe alemán de 78 años había adoptado a cinco personas y todas lo abandonaron tras recibir el título. Ahora, confía en que su heredero lo ayudará en su hogar y lo acompañará.
El príncipe tiene 78 años y fue famoso cuando se convirtió en el noveno y último marido de Zsa Zsa Gabor, la legendaria actriz de Hollywood. Se llama Frédéric von Anhalt y, al no tener herederos, decidió adoptar al hijo de uno de sus amigos para que lo sea.
Así lo ha publicado el diario New York Post. Además, este suceso es contado en detalle en la serie documental ‘Adults Adopting Adults’ (‘Adultos adoptando adultos’), que, según se sabe, se estrenó ayer 31 de enero en el canal A&E, de Estados Unidos.
Respecto del beneficiario de la decisión del príncipe, se indica que, ahora, el sucesor elegido es Kevin Feucht, de 27 años.
El joven heredero declaró al New York Post: «Mi padre es amigo de Frédéric y me dijo que podía quedarme en su casa. Frédéric y yo acordamos que si le ayudaba en la casa, trabajaba con él en la computadora, me aseguraba de que se pagaran sus facturas (ya he conseguido rebajar algunas) y cocinaba para él a veces, podía quedarme».
El príncipe es de Alemania y relató que su heredero vivirá junto a él y que tiene un nuevo certificado de nacimiento. En el documento, se señala que el príncipe es oficialmente su padre. Además, el alemán se encargó de asegurar que la decisión no afectó su relación con el padre biológico de Feucht.
Ya lo hizo 5 veces antes
Von Anhalt, ya sabe de adopciones. Cuando estaba casado con Gabor ya había adoptado a cinco personas más, pero todos le abandonaron tras recibir los títulos. El príncipe espera que el destino de Feucht sea otro.
Es conocido el hecho de que el príncipe Von Anhalt nació en una familia humilde de Wallhausen, Alemania. Luego, fue adoptado en 1979 por la princesa María Augusta de Anhalt después que en 1975 muriera su único hijo, quien nieto del último emperador alemán, Guillermo II.
Se cumplen este miércoles 20 años de la boda de los reyes de Holanda, pero las tensiones que precedieron al enlace amenazaron incluso la sucesión al trono del entonces príncipe
REYES DE LOS PAÍSES BAJOS
Veinte años del amor que casi arrebata el trono a Guillermo de Holanda
Se cumplen este miércoles 20 años de la boda de los reyes de Holanda, pero las tensiones que precedieron al enlace amenazaron incluso la sucesión al trono del entonces príncipe.
Las bodas reales no suelen estar exentas de polémicas. Pero la unión de Guillermo Alejandro y Máxima de Países Bajos, de la que este miércoles se cumplen veinte años, estuvo precedida de una de las controversias más dolorosas de las monarquías europeas. Esa treintañera nacida y educada en instituciones de alto nivel en Argentina, que se había labrado una carrera en el mundo de los negocios en Nueva York, se convirtió en un asunto de Estado neerlandés por los vínculos de su familia con la dictadura de Videla. Su padre fue vetado de llevarla al altar el 2 de febrero de 2002 y las lágrimas de Máxima durante esa ceremonia quedaron grabadas en la memoria colectiva de Países Bajos.
La Constitución neerlandesa da al Congreso y el Senado el papel de autorizar las bodas de los miembros de la familia real. Cuando quedó claro que el príncipe no estaba dispuesto a renunciar al amor de su vida y que el sector político no aprobaría esa boda si Máxima no renunciaba a la presencia de una de las personas más importantes de su vida, el controvertido Jorge Zorreguieta, todas las instituciones oficiales de Países Bajos se involucraron para minimizar el daño que podría provocar la sombra de la dictadura argentina en la imagen de la Casa Real de Países Bajos.
“No puede venir”. Fue la sentencia del entonces primer ministro Wim Kok. Esa frase quedó anotada por el diplomático Max van der Stoel durante un encuentro el 15 de enero de 2001 en el palacio de Noordeinde en La Haya. Kok le había comunicado esa condición a la entonces reina Beatriz y «Su Majestad estaba muy sorprendida». Pero el propio Guillermo Alejandro aprovechó el momento de tensión para anunciar que se iba a ir el fin de semana a Buenos Aires a pedir a su futuro suegro la mano de Máxima. Y eso tampoco hizo gracia a Beatriz, que no quería que hiciera ese viaje: «El Príncipe de Orange está enojado».
Máxima no estaba al tanto del viaje que Guillermo Alejandro planeaba hacer a Argentina para iniciar la trayectoria hacia su matrimonio. “El Príncipe de Orange quiere ir la próxima semana a Buenos Aires para pedirle la mano. Su Majestad no quiere. El Príncipe de Orange sí. Sorpresa para Máxima”, escribió Van der Stoel en sus anotaciones. Madre e hijo tuvieron una pequeña trifulca en la que quedó claro que si le daban a elegir, el príncipe no iba a renunciar al amor de su vida sino a la sucesión al trono.
Entre el amor y la Corona
La cadena pública BNNVARA emite estos días ‘Una boda de porcelana’, un documental con motivo del aniversario de la boda, que recoge por primera vez esas anotaciones de Van der Stoel, que fue encargado del Gobierno neerlandés para evitar que el suegro del príncipe acudiera a la boda por la polémica que suponía que hubiera sido secretario de Agricultura y Ganadería de 1976 a 1981 durante el régimen dictatorial de Jorge Rafael Videla. Máxima nació en 1971, por lo que era una niña esos años. “Le estoy agradecida, las consecuencias son incalculables”, le dijo la reina a Wim Kok al final de esa reunión.
Ella entendía las implicaciones que una visita de Zorreguieta tendría para la monarquía, pero también quedó claro que las intenciones del príncipe no eran un capricho. Van der Stoel se puso manos a la obra para llevar esos planes a buen puerto. Hubo reuniones en el palacio y la oficina del Gobierno, y viajes secretos al otro lado del Atlántico para llegar a acuerdos. El objetivo final era llegar a un punto intermedio que dejara satisfechos a todos. Una boda que no tuviera la aprobación de las Cámaras es una renuncia automática a los derechos de sucesión.
El 19 de enero, tras la reunión documentada en esas notas de Van der Stoel, hubo otro encuentro. La pareja acudió a la residencia oficial del primer ministro para discutir la situación. Esa misma mañana, el historiador neerlandés Michiel Baud fue convocado para presentar su informe con las conclusiones de una investigación sobre los años de Videla y la posición de Zorreguieta. Kok le pidió en secreto en el 2000 que investigara el papel del suegro argentino del príncipe heredero. «Encontré a un Guillermo Alejandro furioso y una Máxima llorando», dijo Baud. El historiador había concluido que era imposible que Zorreguieta no supiera sobre los crímenes de la dictadura.
El documental también arrojó luz sobre otro detalle interesante. Dos años antes, se realizó una investigación secreta sobre la vida de Jorge Zorreguieta. En agosto de 1999, cuando solo un par de personas sabían sobre Máxima, ya se elaboró un informe en el que se dejaba claro que él no había cometido crímenes de lesa humanidad, pero se le veía como «moralmente» responsable por los asesinatos de la dictadura. No se sabe quién encargó el informe, pero tiene siete páginas y los realizadores del documental lo encontraron en el archivo personal de Van der Stoel.
No está claro el papel que jugó ese informe en las negociaciones, pero el príncipe consideró que Baud estaba “equivocado” y contraatacó poniendo aún más tensión sobre el debate: ese mismo día, le propuso matrimonio a Máxima sobre el estanque congelado del palacio Huis ten Bosh, donde entonces vivían sus padres. Esa imagen, una de las más famosas de la pareja, aceleró un viaje de Van der Stoel a Nueva York, donde se encontró con Jorge Zorreguieta en una suite de hotel para hablar de su sombra sobre los futuros reyes de Países Bajos. Fue el 18 de febrero y el diplomático volvió a La Haya con las manos vacías. El suegro no estaba dispuesto a ceder.
Los esfuerzos volvieron a centrarse en poner a prueba el convencimiento del príncipe sobre aquella boda, pero esa táctica no funcionó: los planes iban en serio. El reverendo Carel ter Linden, confidente de la familia real y persona que bendijo la boda en la Iglesia Nueva de Ámsterdam hace veinte años, aseguró que Guillermo Alejandro estaba tan enamorado de Máxima que estaba dispuesto a renunciar a la realeza. Así que Van der Stoel hizo un último intento por convencer al suegro del príncipe en otra reunión en Sâo Paulo.
Zorreguieta no veía inicialmente eso de no acudir a la boda de su hija y no estaba convencido de que su ausencia fuera lo mejor para Máxima, pero, al final, la pareja le convenció de que era mejor que no acudiera. «Si mi presencia en tal ceremonia causara problemas políticos que afectaran el futuro de mi hija y su futuro esposo, estaría dispuesto a ausentarme de ese evento». Así lo comunicó, por fax y de forma escueta. Y solo entonces, cuando aceptó no asistir, el Gobierno autorizó la boda. Máxima acabó casándose sin la presencia de ninguno de sus padres. Ambos siguieron la ceremonia desde un hotel en Londres, como tantos millones de telespectadores.
Una familia feliz
El matrimonio estuvo precedido por una intensa polémica, pero desde ese apasionado beso en el balcón del palacio ante la mirada del mundo para celebrar que habían logrado darse el ‘sí quiero’, la pareja se ha mostrado siempre radiante en público, intercambiándose miradas de complicidad. Los neerlandeses también tienen la impresión de que son un matrimonio feliz. El rey ya dijo que Máxima «lo significa todo» para él y afirmó que es su «felicidad, todo se lo debe a ella, pero ella también es su amiga». Palabras que ella también correspondió, confirmando lo importante que es para ella.
Pero esta historia no fue un amor a primera vista. Cuando ambos se conocieron en la Feria de Abril en Sevilla, en 1999, lo último que pensaron es que hoy celebrarían veinte años de casados. El entonces príncipe pensó que Máxima era una ‘paparazzi’ infiltrada porque estaba sacando fotos de la fiesta, y Máxima le miró como un neerlandés cascarrabias que se molesta por todo. «Fue un amor a tercera vista», bromeó Guillermo años después. “La verdad es que no me parecía nada simpático, pero eso ha cambiado”, reconoció Máxima.
Pudieron vivir algo más de una década alejados de las obligaciones del trono, pero en 2013 la reina Beatriz abdicó en Guillermo Alejandro para convertirlo en el jefe de Estado de Países Bajos. Y tampoco les fue nada mal. Los expertos los ven como “un buen equipo”, cada uno con sus responsabilidades, pero haciendo frente unidos a los momentos difíciles, como la muerte del hermano del rey, Friso, en una avalancha, o el suicidio de la hermana pequeña de Máxima, Inés.
Hoy son una familia real con tres hijas a las que han dado la mejor educación dentro de una posible ‘vida normal’, alejadas de las cámaras. Esa ha sido una de las conclusiones de una investigación publicada en diciembre. Ariane aún tiene 14 años y sigue viviendo con sus padres en palacio. Alexia se encuentra estudiando en Gales y la princesa heredera, Amalia, podría estar viajando por el mundo al haberse tomado un año sabático, antes de continuar con sus estudios.
La pareja ha gozado de una importante reputación desde su llegada al trono. Máxima ha sido el miembro más popular de la familia real desde su aterrizaje en La Haya. No solo por su buen humor y su naturalidad, sino también por su glamour, estilo y cercanía a la gente. Pero los errores de ambos en la pandemia, como su viaje a Grecia en plenas restricciones, les han pasado factura, presentándolos como una pareja que vive alejada de la realidad del resto de la sociedad.
Ambos se disculparon en un discurso televisado por esos errores, pero no está claro que la sociedad lo haya olvidado. Cuando todo parecía quedar atrás, la princesa Amalia celebró su 18 cumpleaños en diciembre en una fiesta con una veintena de personas en el jardín del palacio, mientras el resto de la población soplaba las velas en solitario por las restricciones. La popularidad de la familia real cayó en 2021 a mínimos históricos, y la esperanza está ahora en que su papel como símbolo de unidad nacional y pareja enamorada salve su imagen ante su pueblo.
La cocinera disfrutó de sus veranos “llenos de alegría, sin un minuto de descanso” en Punta del Este
Habitué de Uruguay desde hace muchos años, la chef y empresaria Maru Botana (52) eligió esta vez las playas de José Ignacio. “En este lugar me encuentro tan bien y con ganas siempre de hacer, de cocinar, de compartir. Desembarqué en José Ignacio cuando era muy joven y trabajaba con Francis Mallmann para hacer fotos para un libro. Y desde entonces me enamoré. Hoy es mi lugar preferido de vacaciones y donde todo se siente de maravillas”, cuenta Maru, que está casada desde hace veinticinco años con el ingeniero agrónomo Bernardo Solá, con quien formó un familión: Agustín, Lucía, Matías, Sofía, Santiago, Juan Ignacio, Inés y Facundo (que en 2008 sufrió muerte súbita, con seis meses).
Se hospedó en Club de Mar, un barrio privado sobre la brava de José Ignacio, y tuvo unos días muy activos con “corridas matutinas por la playa”, y actividades como “yoga sobre el agua” y paddle, además de “los largos baños de mar, compartidos con Juani e Ine, que empezaron a divertirse con su tabla de bodyboard”.
A pocos meses de la coronación de la monarca, el diseñador trabajaba en su atelier de Recoleta cuando recibió una visita inesperada que lo dejó perplejo. "No lo podía creer", dijo Benito Fernández.
A 20 años de la boda entre Máxima Zorreguieta y el rey Guillermo de Holanda, el diseñador argentino favorito de la monarca y quien la vistió en más de treinta ocasiones, habló con Infobae y, entre otras cosas, recordó cómo fue aquel día en el que su inesperada visita lo dejó sin aliento.
De modo indirecto, el primer contacto que Benito Fernández tuvo con Máxima ocurrió en 2002 cuando Mariana Andrés -quien por entonces estaba de novia con su hermano, Martín Zorreguieta- le encargó su vestido de madrina. Como su padre, Jorge Zorreguieta, no pudo asistir a la boda por indicación de la Casa Real, su madre, María del Cármen Cerruti Carricart, tampoco viajó. Por ello, Mariana y Martín se convirtieron en los padrinos de la boda.
"No era fácil vestir de madrina a una chica tan joven como era Mariana en ese entonces, que solo tendría unos 26 años. Tenía que llevar sombrero y tailleur. Le hice uno de organza con hilos disecados y una pollera de encaje bordada en hilos de rafia de colores. Las revistas de moda la eligieron como la cuarta invitada mejor vestida, después de Carolina de Mónaco. Ese fue el primer paso que me llevó hacia Máxima y que me permitió hacerle los más de treinta diseños que lució en estos veinte años", contó Benito Fernández.
Poco tiempo después del casamiento, Benito estaba trabajando en el vestido de una quinceañera en su atelier de Libertad y Arenales, en Recoleta, cuando recibió una llamada inesperada que lo dejó atónito.
"Se ve que las amigas le dieron mi teléfono y me llamó mientras estaba con una clienta, a la que le estaba haciendo su vestido de 15 años. No tenía ni idea quién me llamaba y, de repente, me dice. "Soy Máxima Zorreguieta, ¿en qué piso estás? Estoy en la puerta". No lo podía creer… Casi me muero. Le respondí que estaba en el segundo, así que enseguida tocó el timbre y, cuando abrí, estaba parada sola detrás de la puerta. Cuando entró, la chica de la fiesta de 15 casi se desmaya (risas) y Máxima se quedó sentada esperando que terminara de atenderla. Después, me senté con ella, nos pusimos a charlar, elegimos géneros y le hice los primeros cinco vestidos. Desde entonces, le preparaba la ropa y venía a probarla al atelier, o yo iba a casa de los padres, o al hotel en el que se alojaba. Los primeros diseños que le hice fueron para una visita que hizo por Latinoamérica, excepto Argentina", contó.
"Le hice muchos vestidos, como uno strapless colorado con una cinta de organza, que usó tres veces y que estuvo expuesto en una vitrina en un museo de Holanda, cuando se cumplieron diez años de su principado. Después, le hice el primer vestido que usó como reina en una visita oficial a los Estados Unidos y Canadá. Era de seda fucsia, de un hombro y con flecos. También, uno violeta con una flor colorada que dio la vuelta al mundo con las fotos, porque lo lució cuando se hizo el anuncio de la coronación. La vestí para el casamiento del príncipe de Grecia… Tantas veces más que ya no me acuerdo", aseguró.
Benito dijo que periódicamente le envía los vestidos que arma para ella y los hace sobre un maniquí que tiene con las medidas de la Reina. Si Máxima elige alguno, en Holanda se lo ajustan para que le quede perfecto. Sin embargo, el diseñador se entera de su elección una vez que ella los luce en público, porque nadie le avisa antes.
Este año ya le mandé unos vestidos, así que estoy esperando que los estrene. Nunca sé cuando los usa, así que se los hago y ella elige para qué ocasión lucirlos. Algunos, los usó dos o tres años después que se los mandé, pero otros a los 15 días. Antes de que se convierta en Reina, la veía seguido en Argentina y tenía una comunicación más directa. Pero, después de su coronación, no la vi más", detalló Benito.
"Las veces que vino al país, tenía poco tiempo o vino de incógnito, pero cada tanto yo le mando y ella elige. Tenemos contacto, pero no personal. No le gusta que le manden muchos vestidos, porque no tiene problema en repetir. El colorado lo usó tres veces y el violeta en dos oportunidades. Le encanta vestirse bien, pero es muy medida con la ropa. Tiene claro lo que quiere y se inclina por algunos formatos puntuales, como por ejemplo, que la ropa le marque la cintura o determinados colores. Es bastante ecléctica, porque un día se viste de gris y, al siguiente, con un estampado. Conozco el protocolo y sé que hay ciertas reglas que hay que respetar, como por ejemplo, que los vestidos cortos son a la rodilla. Así que, si los pide así, los hago, pero si no respeto sus elecciones porque nunca se dónde los va a usar", manifestó.
El diseñador asegura que Máxima sabe manejar su altura y elegancia. Sabe qué ponerse. Le gusta marcar tendencia y prefiere los colores neutros o fuertes. Le gusta usar accesorios, sobre todo, sombreros. Para la noche, prefiere los vestidos strapless y de un solo hombro.
"Creo que es una de las mujeres más elegantes y la que mejor explota sus cualidades. La primera vez que la vi luciendo un vestido mío quedé impactado. Primero, cuando vi el de Mariana en la boda no lo podía creer… porque estuvo en las fotos que aparecieron en las tapas de todos los diarios del mundo. Ya eso fue un shock y, que después Máxima empezara a usar mi ropa, fue algo increíble. Sé que usa mis diseños también en su vida privada, pero de eso no hay registro", indicó.
Benito resalta que Máxima se muestra como una mujer activa, que trabaja, que cuida de su familia y que no siempre aparece vestida con alta costura.
De modo indirecto, el primer contacto que Benito Fernández tuvo con Máxima ocurrió en 2002 cuando Mariana Andrés -quien por entonces estaba de novia con su hermano, Martín Zorreguieta- le encargó su vestido de madrina. Como su padre, Jorge Zorreguieta, no pudo asistir a la boda por indicación de la Casa Real, su madre, María del Cármen Cerruti Carricart, tampoco viajó. Por ello, Mariana y Martín se convirtieron en los padrinos de la boda.
"No era fácil vestir de madrina a una chica tan joven como era Mariana en ese entonces, que solo tendría unos 26 años. Tenía que llevar sombrero y tailleur. Le hice uno de organza con hilos disecados y una pollera de encaje bordada en hilos de rafia de colores. Las revistas de moda la eligieron como la cuarta invitada mejor vestida, después de Carolina de Mónaco. Ese fue el primer paso que me llevó hacia Máxima y que me permitió hacerle los más de treinta diseños que lució en estos veinte años", le dijo Benito Fernández a Infobae.
Benito Fernández vistió a Mariana Andrés, novia de Martín Zorreguieta, para la boda de Máxima y el rey Guillermo. Vestida de gris, está ubicada a la izquierda de la actual reina (REUTERS/Paul Vreeker/Pool) Benito Fernández vistió a Mariana Andrés, novia de Martín Zorreguieta, para la boda de Máxima y el rey Guillermo. Vestida de gris, está ubicada a la izquierda de la actual reina (REUTERS/Paul Vreeker/Pool) Pero para la boda real, no solo vistió a Mariana -a quien le hizo cinco vestidos para cada una de las distintas ceremonias y celebraciones oficiales- sino que también se ocupó de los diseños de cinco de las mejores amigas de Máxima, que viajaron juntas desde la Argentina.
Poco tiempo después del casamiento, Benito estaba trabajando en el vestido de una quinceañera en su atelier de Libertad y Arenales, en Recoleta, cuando recibió una llamada inesperada que lo dejó atónito.
"Se ve que las amigas le dieron mi teléfono y me llamó mientras estaba con una clienta, a la que le estaba haciendo su vestido de 15 años. No tenía ni idea quién me llamaba y, de repente, me dice. "Soy Máxima Zorreguieta, ¿en qué piso estás? Estoy en la puerta". No lo podía creer… Casi me muero. Le respondí que estaba en el segundo, así que enseguida tocó el timbre y, cuando abrí, estaba parada sola detrás de la puerta. Cuando entró, la chica de la fiesta de 15 casi se desmaya (risas) y Máxima se quedó sentada esperando que terminara de atenderla. Después, me senté con ella, nos pusimos a charlar, elegimos géneros y le hice los primeros cinco vestidos. Desde entonces, le preparaba la ropa y venía a probarla al atelier, o yo iba a casa de los padres, o al hotel en el que se alojaba. Los primeros diseños que le hice fueron para una visita que hizo por Latinoamérica, excepto Argentina", contó.
"Le hice muchos vestidos, como uno strapless colorado con una cinta de organza, que usó tres veces y que estuvo expuesto en una vitrina en un museo de Holanda, cuando se cumplieron diez años de su principado. Después, le hice el primer vestido que usó como reina en una visita oficial a los Estados Unidos y Canadá. Era de seda fucsia, de un hombro y con flecos. También, uno violeta con una flor colorada que dio la vuelta al mundo con las fotos, porque lo lució cuando se hizo el anuncio de la coronación. La vestí para el casamiento del príncipe de Grecia… Tantas veces más que ya no me acuerdo", aseguró.
Benito dijo que periódicamente le envía los vestidos que arma para ella y los hace sobre un maniquí que tiene con las medidas de la Reina. Si Máxima elige alguno, en Holanda se lo ajustan para que le quede perfecto. Sin embargo, el diseñador se entera de su elección una vez que ella los luce en público, porque nadie le avisa antes. "Este año ya le mandé unos vestidos, así que estoy esperando que los estrene. Nunca sé cuando los usa, así que se los hago y ella elige para qué ocasión lucirlos. Algunos, los usó dos o tres años después que se los mandé, pero otros a los 15 días. Antes de que se convierta en Reina, la veía seguido en Argentina y tenía una comunicación más directa. Pero, después de su coronación, no la vi más", detalló Benito.
"Este año ya le mandé unos vestidos, así que estoy esperando que los estrene. Nunca sé cuando los usa, así que se los hago y ella elige para qué ocasión lucirlos. Algunos, los usó dos o tres años después que se los mandé, pero otros a los 15 días. Antes de que se convierta en Reina, la veía seguido en Argentina y tenía una comunicación más directa. Pero, después de su coronación, no la vi más", detalló Benito.
"Las veces que vino al país, tenía poco tiempo o vino de incógnito, pero cada tanto yo le mando y ella elige. Tenemos contacto, pero no personal. No le gusta que le manden muchos vestidos, porque no tiene problema en repetir. El colorado lo usó tres veces y el violeta en dos oportunidades. Le encanta vestirse bien, pero es muy medida con la ropa. Tiene claro lo que quiere y se inclina por algunos formatos puntuales, como por ejemplo, que la ropa le marque la cintura o determinados colores. Es bastante ecléctica, porque un día se viste de gris y, al siguiente, con un estampado. Conozco el protocolo y sé que hay ciertas reglas que hay que respetar, como por ejemplo, que los vestidos cortos son a la rodilla. Así que, si los pide así, los hago, pero si no respeto sus elecciones porque nunca se dónde los va a usar", manifestó.
«Los primeros diseños que le hice fueron para una visita que hizo por Latinoamérica, excepto Argentina", contó Benito Fernández .
El diseñador asegura que Máxima sabe manejar su altura y elegancia. Sabe qué ponerse. Le gusta marcar tendencia y prefiere los colores neutros o fuertes. Le gusta usar accesorios, sobre todo, sombreros. Para la noche, prefiere los vestidos strapless y de un solo hombro.
"Creo que es una de las mujeres más elegantes y la que mejor explota sus cualidades. La primera vez que la vi luciendo un vestido mío quedé impactado. Primero, cuando vi el de Mariana en la boda no lo podía creer… porque estuvo en las fotos que aparecieron en las tapas de todos los diarios del mundo. Ya eso fue un shock y, que después Máxima empezara a usar mi ropa, fue algo increíble. Sé que usa mis diseños también en su vida privada, pero de eso no hay registro", indicó.
Benito resalta que Máxima se muestra como una mujer activa, que trabaja, que cuida de su familia y que no siempre aparece vestida con alta costura.
"Me encanta que alterne la alta costura con la ropa low cost. Un día puede estar vestida de Valentino y, al otro, la ves con un low cost… pero ambos los sabe llevar y eso es algo que no puede hacer mucha gente. Esa es la mujer de hoy, más allá de sus posibilidades económicas, porque es una mujer real que cuida a sus hijos, que trabaja, que repite la ropa, que usa marcas más económicas… Me gustan las mujeres reales, auténticas, verdaderas", dijo.
"Nos representa muy bien. Tiene un magnetismo y una presencia muy fuerte. Sabe elegir qué ponerse. Por lejos, me parece la Reina más elegante del mundo pero, además, me gusta su actitud porque es dueña de un carisma, una alegría, una energía, un carácter y un carisma impresionantes. No solo es importante que un vestido sea lindo, sino que quien lo tiene puesto, lo sepa llevar y transmitir. Y Máxima es perfecta: tiene una fuerza increíble", finalizó.
La actriz desplegó toda su belleza en su última publicación de Instagram.
La China Suárez ha revolucionado las redes en la última semana, luego de que el empresario español especializado en motos Armando Mena Navareño publicara una foto de ellos dos juntos. Si bien ya se corría el rumor de su relación, esta fotografía finalmente lo confirmó, y la actriz comentó con emojis de amor.
Como si esto fuera poco, hace algunas semanas se dio a conocer el plan de la actriz de mudarse a España con sus tres hijos: Rufina, Magnolia y Amancio. Su objetivo sería alejarse de los escándalos y vivir más cerca de su nuevo amor. Aunque esto sería difícil que lo apruebe Nicolás Cabré y Benjamín Vicuña, los padres de sus hijos.
Una vez más, se comenzó a hablar de que la China Suárez podría estar embarazada de su cuarto hijo. La panelista de Mañanísima, Estefanía Berardi, realizó las conjeturas ya que la ex "Casi Ángeles" está publicando fotografías viejas. En las actuales, no se le va la panza. Sin embargo, no hay confirmación oficial al respecto.
La publicación en la red de la camarita superó rápidamente los 16 mil likes en Instagram, entre los que se encontró el de su amiga Lali Espósito, y casi 200 comentarios. "Estas embarazada chinita?" le preguntó una fan, pero ella se negó a contestar.
Cuando Toni Nadal lanzó la primera pelota hacia su sobrino de tres años pudo ver que había algo diferente en la forma en la que se la devolvió desde el otro lado de la cancha.
Exjugador aficionado que compitió en campeonatos nacionales en España, el entrenador tenía a cientos de niños bajo su atenta mirada en el Club de Tenis de Manacor en su isla natal de Mallorca.
«En cuanto le tiré la pelota a Rafael, él fue hacia ella. No esperó a que le llegara», le dice Toni a BBC Sport.
«Normalmente, cuando le lanzaba una pelota a un niño pequeño, se quedaba quieto hasta que le llegara. Pero mi sobrino fue a buscarla. Para mí, eso fue especial».
Esa evaluación resultó ser correcta. Rafael Nadal tenía un talento especial y, con la ayuda de Toni, quien lo forjó como deportista y como persona, a sus 35 años lo acaba de demostrar.
Ningún jugador en la historia ganó más títulos individuales masculinos de Grand Slam que Nadal.
El español igualó el récord histórico de Roger Federer de 20 victorias al ganar la final de Roland Garros en 2020, récord al que se sumó el serbio Novak Djokovic al imponerse en Wimbledon.
El domingo, quizás en la victoria importante más improbable de su carrera, Nadal se hizo con su segundo título del Abierto de Australia, superando a Federer y a Djokovic.
Sin embargo, como reconoce a menudo Nadal, dudosamente hubiera podido alcanzar tal nivel de éxito sin el hombre al que en el mundo del tenis conocen como el «Tío Toni».
Se cuentan muchas historias sobre su tipo de tutela, dura pero con amor. Sin ella, un joven descrito por su hermana Maribel como «un gato miedoso» nunca se habría transformado en el «toro furioso» que conocemos en la cancha, uno de los atletas más ferozmente competitivos de su generación.
Aparte de contar con canchas de terracota o tierra batida, es difícil encontrar similitudes entre el Club de Tenis de Manacor y Roland Garros.
Manacor es un típico pueblo mallorquín y su centro de tenis (varias canchas de arcilla dominadas por una casa club de tamaño mediano que alberga un restaurante y una soleada terraza) es parecido a muchos en la isla mediterránea.
Toni, que cumplirá 61 años en febrero, tenía poco más de 30 años cuando Nadal se unió por primera vez a un pequeño grupo de niños a los que estaba enseñando.
En los primeros días de su tiempo juntos en la cancha, cuando Nadal todavía era parte de un grupo más amplio, su tío lo trataba de manera diferente. Pero no era un caso de nepotismo.
El joven Rafael, descrito por Toni como apacible y tranquilo a esa edad, solía molestarse por lo que consideraba un trato demasiado duro.
«Le exigí mucho a Rafael porque me importaba mucho», dice Toni.
La madre de Nadal, Ana María, recuerda cómo su hijo pequeño solía llegar a casa llorando después de entrenar, pero no revelaba qué lo estaba molestando.
Una vez le dijo que Toni lo había llamado «niño de mamá» y ella quiso confrontar a su cuñado. Nadal insistió en que no debía armar un escándalo y le pidió que se callara para evitar «empeorar la situación».
Nadal contó que su tío solía gritarle y tratar de asustarlo, a veces generándole una «sensación de vértigo en el estómago» al hacerle saber que entrenarían solos.
Si la mente del joven se distraía mientras estaban en la cancha, Toni solía lanzarle pelotas para llamar su atención.
Al final de cada práctica, cuando los otros niños se iban a casa, Toni insistía en que Nadal recogiera todas las bolas que habían quedado desperdigadas y barriera la tierra rojiza.
Si olvidaba su botella de agua, tenía que entrenar sin rehidratarse bajo el ardiente sol mallorquín.
Toni fue inflexible conmigo desde el principio, más que con los demás chicos. Me exigía mucho, me presionaba», recordó Rafael Nadal en su autobiografía publicada en 2011.
«Sabía que él podría»
Toni reconoce que todo es cierto.
«Creo en el trabajo y creo en los jugadores que son lo suficientemente fuertes como para hacer frente a la intensidad de este trabajo», le dice a BBC Sport.
«No puedo entender otro estilo de vida. En mi opinión, siempre hay que saber cuál es tu lugar en el mundo», afirma.
«Es por eso que estaba así con Rafael. Sabía que él podría hacerle frente», agrega.
Cuando Nadal, a los 11 años, ganó el título nacional sub-12 de España, Toni volvió a mostrar su lado más duro.
Durante una pequeña reunión para celebrar aquel éxito, Toni bajó los ánimos de los presentes al nombrar a los últimos 25 ganadores del campeonato. Había llamado a la Federación Española de Tenis para conseguirlos, haciéndose pasar por periodista.
Nadal solo había oído hablar de cinco; aquellos que pasaron a jugar de forma profesional. Toni, con un aparente gesto triunfal, insistió en que aquello subrayaba su mensaje: solo tenía una posibilidad entre cinco de conseguir eso mismo.
Otro ejemplo de este tipo se produjo unos años más tarde, cuando Nadal, con 14 años, regresó a casa de un torneo internacional en Sudáfrica, lo más lejos que había viajado hasta entonces.
Había disfrutado de una cultura diferente, de ver animales como elefantes y leones por primera vez, y había regresado victorioso.
En su autobiografía, Nadal explica cómo su madrina organizó una fiesta de bienvenida y había preparado una pancarta, que colgó en la pared. «Había escrito una frase en clave de broma, que me halagaba y me tiraba por tierra al mismo tiempo, pero Toni no le vio la gracia», recuerda.
Nadal nunca llegó a verlo. Toni quitó la pancarta de la pared, bromeó con la madrina, impidió que el joven entrara a la fiesta y lo llamó a entrenar a las 9 de la mañana del día siguiente.
«Quería que supiera que todo lo que logró a esa edad no era muy importante en términos del panorama general», dice Toni.
«Quería amortiguarle las expectativas. Quería que supiera que era solo un pequeño paso y que si quería progresar tenía que seguir trabajando muy duro».
Alejamiento
En la actualidad, Toni está a cargo de la academia de Nadal en Mallorca, a un corto paseo por una avenida arbolada desde el Club de Tenis Manacor, donde todo comenzó, tratando de forjar a las estrellas del tenis del futuro a través del entrenamiento y la educación basada en los valores familiares.
Siguen teniendo una relación cercana, al igual que todo el clan Nadal, que vive en Manacor. Es una relación «normal» de tío y sobrino, tal como la describe Toni.
Sin embargo, nunca hablan del juego de Nadal. Aunque Toni sigue viendo algunos de sus partidos —recientemente se le vio en las gradas del Abierto de Madrid—, no se involucra.
Cuando ganó su décimo título en el Abierto de Francia en 2017, el último Roland Garros de Toni como su entrenador, el radiante tío acudió a la pista Philippe Chatrier para presentar el trofeo. El rostro del tío brillaba de orgullo y el amor entre ambos se hizo patente cuando compartieron un fuerte abrazo.
«Si pudiéramos volver a cuando empecé a jugar al tenis con Rafael y me dijeras que ganaría 21 Grand Slams, habría dicho que era imposible», dice Toni.
«Pero ahora, por el camino que ha tomado, ganando Grand Slams casi todos los años y mejorando sus marcas, parece hasta normal», agrega.
«Hemos demostrado que un chaval normal de Manacor, con esfuerzo, con sacrificio, ha conseguido cumplir muchos de los objetivos que se marcó de joven».
Vivió los primeros 10 años de su vida lejos de España y todo indica que pasará los últimos también fuera del país que reinó durante casi 40 años.
La trayectoria de Juan Carlos I, rey de España de 1975 a 2014, dio un nuevo giro este lunes al darse a conocer una carta dirigida a su hijo, el rey Felipe VI, en la que le comunica su «meditada decisión» de abandonar el país.
«Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme en estos momentos fuera de España», señala la misiva.
«He sido rey de España durante casi 40 años y durante todos ellos siempre he querido lo mejor para España y para la Corona».
No hay información oficial sobre el destino del rey emérito ni del momento de su partida, aunque medios españoles afirman que el exjefe de Estado ya no está en el país.
¿Qué le llevó a tomar esta decisión?
«Ciertos acontecimientos»
En la carta, difundida por la Casa Real desde el Palacio de la Zarzuela en Madrid, Juan Carlos I, que abdicó en junio de 2014 y tiene 82 años, apunta la razón principal por la que toma la decisión de marcharse:
«Con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad», le dice a su hijo, el actual monarca.
Aunque no lo menciona explícitamente, los «acontecimientos» a los que alude el rey emérito probablemente estén relacionados con una investigación de fiscales de Suiza y España sobre sus cuentas en el extranjero en un caso de supuesto fraude fiscal y blanqueo de capitales.
Un tren millonario
El elemento fundamental de la investigación es la construcción de una línea de tren de alta velocidad que une las dos ciudades más importantes para el islam -Medina y La Meca- en Arabia Saudita.
El AVE (nombre que recibe en España el tren de alta velocidad) a la Meca, que cubre 450 kilómetros en el desierto, fue inaugurado en octubre de 2018 y lo que se investiga es el papel que Juan Carlos I jugó en la adjudicación en 2011 de un millonario contrato a un consorcio formado en su mayoría por empresas españolas para la realización de la obra.
Los trabajos de construcción comenzaron en 2012, pero las conversaciones y disputas para ver a quién se le adjudicaba el contrato se remontan a los años previos.
Los estrechos lazos del rey emérito con la familia real saudita le llevaron a actuar como intermediario a favor de los intereses comerciales españoles en la región.
El valor de ese contrato ascendió a unos US$7.800 millones y tanto la justicia española como la de Suiza sospechan que durante la negociación se pagaron comisiones de forma irregular.
En concreto, las autoridades investigan una supuesta transferencia de US$100 millones realizada por el régimen saudita a favor de Juan Carlos I en 2008, cuando todavía estaba en el trono.
El dinero se ingresó en un banco suizo y la fiscalía de ese país sospecha que se trató de una comisión para compensar al rey emérito por haber conseguido, presuntamente, que el consorcio de empresas españolas presentase una oferta de costo más reducido.
Suiza y España
El caso salió a la luz en 2018 a raíz de una grabación realizada tres años antes a la mujer que dice haber sido amante de Juan Carlos I, Corinna zu Sayn-Wittgenstein (también conocida por su apellido de soltera, Larsen), una empresaria de 55 años nacida en Alemania pero de nacionalidad danesa.
En la grabación, ella parece decir que Juan Carlos I había solicitado una comisión por interceder en el contrato ferroviario con los sauditas y que había escondido el dinero en el exterior.
Una primera investigación sobre esas revelaciones fue desestimada por la debilidad de las pruebas.
Sin embargo, en marzo de este año, el diario suizo Tribune de Genève destacó en portada lo siguiente: «Juan Carlos I escondía 100 millones en Ginebra».
En su reportaje, el medio helvético señaló: «Entre 2008 y 2012, al amparo de una sociedad panameña y con él como único beneficiario, el rey emérito confió en total discreción US$100 millones al Banco Mirabaud».
El diario informó que se sospechaba que el pago procedía del rey de Arabia Saudita, Abdallah, y añadió que la justicia de la ciudad suiza había abierto una investigación por blanqueamiento de capitales.
Además, Tribune de Genève indicó que «en 2012, Juan Carlos transfirió lo que quedaba de dinero, unos US$76 millones (65 millones de euros), a su antigua amante».
Esta información desencadenó una investigación de las autoridades suizas y otra de fiscales españoles sobre sus cuentas.
Dado que la supuesta transferencia se produjo cuando Juan Carlos aún era rey y estaba protegido por la inviolabilidad que la Constitución española le reconoce al Jefe de Estado, lo que la fiscalía del Tribunal Supremo español investiga es si el rey emérito cometió blanqueo de capitales y delito fiscal al tener ese dinero en cuentas en el extranjero sin declarar.
Por su parte, el fiscal suizo Yves Bertossa recaba pruebas para averiguar si ese pago tiene relación con el contrato que los sauditas otorgaron al consorcio español en la construcción del AVE.
El papel de Felipe VI
Sin desdeñar el respeto mutuo que se refleja en la carta, pocos dudan que la decisión del rey emérito haya sido consensuada y acogida con satisfacción por el actual monarca.
Tras el revuelo causado por las noticias que llegaban de Suiza, Felipe VI anunció el 15 de marzo que le retiraba a Juan Carlos la asignación que hasta entonces recibía de los presupuestos del Estado, unos US$235.000 anuales.
Además, el monarca manifestó que, llegado el momento, renunciará a la herencia de su padre.
Aquella reacción dejó ver una vez más la determinación de Felipe VI de distanciarse de los escándalos y gestiones financieras de su predecesor y del resto de la familia, algo que ya demostró al revocar el título de duquesa de Palma de su hermana la infanta Cristina, cuando se vio salpicada en un caso de corrupción que acabó con su esposo en prisión.
Asimismo, el rey renunció a ser beneficiario de una fundación offshore de Panamá, Lucum, para lo que había sido designado por su padre.