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jueves, 3 de febrero de 2022

ImperioGeorge Todo lo que buscás, en un solo lugar


Imperio George es un grupo de medios digitales, con un amplio staff de profesionales a su disposición. Pero no es solamente un grupo de personal especializado en medios digitales sino también es un sitio de ventas online!

A su vez, se encarga de difundir los más importantes eventos sociales y periodisticos a través de sus portales: 

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https://lavidrieradejorgeamado.blogspot.com/

Imperio George es responsable de la agencia de prensa y relaciónes públicas: Jorge Amado Group.

Y más importante aún, estamos a la cabeza de la producción de la revista George.

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#EscandalosReales : Divorcios, hijos en secreto, infidelidades y las intimidades de Carolina, Alberto y Estefanía de Monaco


La vida sentimental de los tres hermanos Grimaldi ha estado marcada por la polémica y el escándalo: así han vivido el amor (el sexo y el matrimonio) Carolina, Estefanía y Alberto de Mónaco.

Si hay algo que une a Carolina, Alberto y Estefanía de Mónaco, más allá de los lazos familiares, el apellido Grimaldi y los derechos dinásticos en el Principado, es su mala suerte en el amor. Los tres hermanos tienen a sus espaldas currículos amorosos de lo más complicados, con relaciones tóxicas, escándalos sexuales, hijos secretos, infidelidades, divorcios y polémicas de todo tipo. Elegir quién de los tres ha sido más desafortunado es difícil, pero vamos a intentar hacer un repaso a su historial.

Aunque Alberto II esté al frente de la casa real de Mónaco, Carolina es la primogénita, así que vamos a empezar por ella este repaso. La Princesa comenzó su historial de polémicas amorosas a lo grande: casándose a los 21 años con el ‘playboy’ Philippe Junot, 17 años mayor que ella. La relación nunca contó con el beneplácito de Rainiero y Grace Kelly, pero Carolina se salió con la suya y se dieron el ‘sí, quiero’ en una fastuosa boda de tres días. Los rumores de infidelidad de Junot sobrevolaron a la pareja durante los dos años que duró su unión, que Carolina ahora califica como una «lucura de juventud». Una locura que se prolongó unos años más después de aquel desamor y que sumó a la lista de conquistas de Carolina al tenista Guillermo Vilas o a Roberto Rossellini.

Sin embargo, el amor (de verdad) llamó al corazón de la Princesa cuando conoció al empresario Steffano Casiraghi, con quien se casó y tuvo a sus tres hijos mayores (Andrea, Carlota y Pierre) sin haber conseguido la nulidad de su primer matrimonio. Formaban una pareja de película, el amor reinaba en su familia y la princesa por fin había encontrado la estabilidad, pero la fatal suerte se cruzó en su camino y se llevó por delante a su gran amor en un trágico accidente: Carolina se quedaba viuda con solo 33 años y tres niños pequeños. Rota, decidió apartarse del foco mediático y llevar una vida tranquila en la que se volvió a enamorar dos veces: una, del actor Vincent Lindon; otra, de Ernesto de Hannover (o, al menos, de sus títulos). Tras tres años de noviazgo con el Príncipe aleman se casó embarazada de su hija Alexandra en 1999, y su rango de alteza serenísima alcanzó el de Alteza Real. El matrimonio hace vidas completamente separadas desde hace más de una década (él, de hecho, tiene ‘pareja formal’ desde hace años, la condesa María Madalena Bensaude), pero a pesar de los escándalos de él, parece que no se contempla el divorcio por estas poderosas razones.

Si Carolina colecciona relaciones fracasadas, su hermano Alberto II suma hijos secretos y extramatrimoniales a la familia Grimaldi. A dos de ellos, Jazmin Grace y Alexandre, los tiene reconocidos, y aunque no tienen derechos dinásticos, sí llevan su apellido; y hay una tercera (de 15 años) que ahora reclama la paternidad del Príncipe. Pero esta descendencia que lo convierten en padre de familia numerosa (tiene dos hijos gemelos ‘oficiales’ con su esposa) no es la única polémica sentimental que rodea al soberano de Mónaco. Desde la década de los ’90, los rumores sobre su orientación sexual han convivido en un equilibrio muy loco ble con su fama de playboy con cadencia a las top models. Las amantes que han hecho aireado un romance con el Grimaldi son tantas como las especulaciones sobre su relación siempre en entredicho con Charlene de Mónaco: un matrimonio por contrato que se empeña en parecer feliz (sin éxito) y muchos rumores de divorcio después, la pareja lleva 10 años casada, aunque este significativo aniversario lo hayan tenido que pasar separados por la ‘huída’ a Sudáfrica de la consorte.

La tercera en discordia en la familia Grimaldi es Estefanía, la más rebelde de todos los royals europeaos y la que, probablemente, haya dado más disgustos a su familia a causa de sus (malas) decisiones sentimentales. Primero fue su relación con Daniel Ducret, el ex guardaespaldas de Alberto, la que puso patasarriba la tranquilidad de Rainiero. El entonces Príncipe de Mónaco se negó en rotundo a la unión, pero como Carolina con Philippe Junot, Estefanía también se salió con la suya y consiguió casarse con su amor. Error. Con dos hijos en común y antes de celebrar su segundo aniversario de boda, explotó el escándalo sexual más mediático del siglo pasado: las tórridas y explícitas imágenes de Ducret teniendo sexo con una stripper en una piscina en la Costa Azul dieron la vuelta al mundo y, obviamente, provocaron el fin de su relación con Estefanía. La Princesa volvió a Palacio y allí se encerró durante casi un año.

Sin embargo, este desengaño con humillación pública incluida no consiguieron que Estefanía cambiara su estrategia en el amor, y la Princesa siguió sumando errores a su currículo sentimental. Como si quisiera revivir la historia con Ducret, se ‘lío’ en secreto con otro de sus guardaespaldas, Jean-Raymond Gottlieb, y tuvo otra hija, Camille; y después, comenzó su polémico ‘romance’ con el circo. Primero se enamoró del domador de elefantes y dueño del Circo Nacional de Suiza Franco Knie y cambió los lujos palaciegos por una caravana circense, donde se instaló con sus tres hijos en Zúrich. a relación duró dos años y se rompió porque la esposa de él le negó el divorcio. Estefanía dejó la caravana de artistas de nuevo por los salones de Palacio y prometió reconducir su vida. De nuevo, error. La Princesa comenzó una relación con un empleado del circo de Knie, Adans Lopez Peres, con quien sí consiguió en privado, sin la presencia de su familia y con la amenaza de Rainiero de desheredarla y sacar a sus tres hijos de la línea de sucesión al trono de Mónaco. Una vez, la relación no tuvo un final feliz para Estefanía, a la que desde 2005 no se le ha vuelto a conocer ningún romance. ¿Se le gastó el amor de tanto (y tan mal) usarlo?

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La nueva función de Netflix permite modificar la sección seguir viendo’


‘Seguir viendo’ es la sección de Netflix que te recuerda las películas, series y documentales que, sin importar el tiempo que les hayas dedicado, nunca terminaste, a pesar de haberlas reproducido hasta un punto. Pues bien, después de haber recibido varias peticiones de usuarios que sugerían contar con la posibilidad de modificar la lista de ese apartado para que la plataforma no solo pudiera hacer nuevas recomendaciones, sino que también dejara a un lado esos títulos sobre los que posiblemente se ha perdido el interés, el gigante del streaming finalmente anunció que ha añadido algunas novedades.

Se trata de una nueva opción que ya está disponible para cualquier dispositivo, incluidos los televisores. El recién estrenado botón permite eliminar los contenidos a los cuales definitivamente no les darás otra oportunidad. Se llama “Eliminar de ‘Seguir viendo’ y aunque este tiene el propósito de darle un nuevo aire a esa compilación de producciones, también incluye la opción de deshacer la decisión, por si el usuario se arrepiente y cambia de opción.

Cómo eliminar contenidos del listado de ‘Seguir viendo’:
Para eliminar una serie o película de este apartado, lo único que debe hacerse es hacer clic en el contenido y una vez salga el menú de opciones, se debe seleccionar el botón de ‘Eliminar de Seguir viendo’.

Netflix comenzó a desarrollar la nueva función desde hace aproximadamente un año y medio cuando el botón tuvo sus primeras pruebas en algunos usuarios y solo en dispositivos móviles. Sin embargo a partir del 27 de enero, la herramienta está habilitada para todo el público.

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Un príncipe adoptó a un joven de 27 años porque no tenía heredero


Ya antes el príncipe alemán de 78 años había adoptado a cinco personas y todas lo abandonaron tras recibir el título. Ahora, confía en que su heredero lo ayudará en su hogar y lo acompañará.

El príncipe tiene 78 años y fue famoso cuando se convirtió en el noveno y último marido de Zsa Zsa Gabor, la legendaria actriz de Hollywood. Se llama Frédéric von Anhalt y, al no tener herederos, decidió adoptar al hijo de uno de sus amigos para que lo sea.

Así lo ha publicado el diario New York Post. Además, este suceso es contado en detalle en la serie documental ‘Adults Adopting Adults’ (‘Adultos adoptando adultos’), que, según se sabe, se estrenó ayer 31 de enero en el canal A&E, de Estados Unidos.

Respecto del beneficiario de la decisión del príncipe, se indica que, ahora, el sucesor elegido es Kevin Feucht, de 27 años.

El joven heredero declaró al New York Post: «Mi padre es amigo de Frédéric y me dijo que podía quedarme en su casa. Frédéric y yo acordamos que si le ayudaba en la casa, trabajaba con él en la computadora, me aseguraba de que se pagaran sus facturas (ya he conseguido rebajar algunas) y cocinaba para él a veces, podía quedarme».

El príncipe es de Alemania y relató que su heredero vivirá junto a él y que tiene un nuevo certificado de nacimiento. En el documento, se señala que el príncipe es oficialmente su padre. Además, el alemán se encargó de asegurar que la decisión no afectó su relación con el padre biológico de Feucht.

Ya lo hizo 5 veces antes
Von Anhalt, ya sabe de adopciones. Cuando estaba casado con Gabor ya había adoptado a cinco personas más, pero todos le abandonaron tras recibir los títulos. El príncipe espera que el destino de Feucht sea otro.

Es conocido el hecho de que el príncipe Von Anhalt nació en una familia humilde de Wallhausen, Alemania. Luego, fue adoptado en 1979 por la princesa María Augusta de Anhalt después que en 1975 muriera su único hijo, quien nieto del último emperador alemán, Guillermo II.

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Se cumplen 20 años de la boda de Máxima Zorreguieta y el Príncipe Guillermo de Holanda



Se cumplen este miércoles 20 años de la boda de los reyes de Holanda, pero las tensiones que precedieron al enlace amenazaron incluso la sucesión al trono del entonces príncipe

REYES DE LOS PAÍSES BAJOS
Veinte años del amor que casi arrebata el trono a Guillermo de Holanda
Se cumplen este miércoles 20 años de la boda de los reyes de Holanda, pero las tensiones que precedieron al enlace amenazaron incluso la sucesión al trono del entonces príncipe.

Las bodas reales no suelen estar exentas de polémicas. Pero la unión de Guillermo Alejandro y Máxima de Países Bajos, de la que este miércoles se cumplen veinte años, estuvo precedida de una de las controversias más dolorosas de las monarquías europeas. Esa treintañera nacida y educada en instituciones de alto nivel en Argentina, que se había labrado una carrera en el mundo de los negocios en Nueva York, se convirtió en un asunto de Estado neerlandés por los vínculos de su familia con la dictadura de Videla. Su padre fue vetado de llevarla al altar el 2 de febrero de 2002 y las lágrimas de Máxima durante esa ceremonia quedaron grabadas en la memoria colectiva de Países Bajos.

La Constitución neerlandesa da al Congreso y el Senado el papel de autorizar las bodas de los miembros de la familia real. Cuando quedó claro que el príncipe no estaba dispuesto a renunciar al amor de su vida y que el sector político no aprobaría esa boda si Máxima no renunciaba a la presencia de una de las personas más importantes de su vida, el controvertido Jorge Zorreguieta, todas las instituciones oficiales de Países Bajos se involucraron para minimizar el daño que podría provocar la sombra de la dictadura argentina en la imagen de la Casa Real de Países Bajos.

“No puede venir”. Fue la sentencia del entonces primer ministro Wim Kok. Esa frase quedó anotada por el diplomático Max van der Stoel durante un encuentro el 15 de enero de 2001 en el palacio de Noordeinde en La Haya. Kok le había comunicado esa condición a la entonces reina Beatriz y «Su Majestad estaba muy sorprendida». Pero el propio Guillermo Alejandro aprovechó el momento de tensión para anunciar que se iba a ir el fin de semana a Buenos Aires a pedir a su futuro suegro la mano de Máxima. Y eso tampoco hizo gracia a Beatriz, que no quería que hiciera ese viaje: «El Príncipe de Orange está enojado».

Máxima no estaba al tanto del viaje que Guillermo Alejandro planeaba hacer a Argentina para iniciar la trayectoria hacia su matrimonio. “El Príncipe de Orange quiere ir la próxima semana a Buenos Aires para pedirle la mano. Su Majestad no quiere. El Príncipe de Orange sí. Sorpresa para Máxima”, escribió Van der Stoel en sus anotaciones. Madre e hijo tuvieron una pequeña trifulca en la que quedó claro que si le daban a elegir, el príncipe no iba a renunciar al amor de su vida sino a la sucesión al trono.

Entre el amor y la Corona
La cadena pública BNNVARA emite estos días ‘Una boda de porcelana’, un documental con motivo del aniversario de la boda, que recoge por primera vez esas anotaciones de Van der Stoel, que fue encargado del Gobierno neerlandés para evitar que el suegro del príncipe acudiera a la boda por la polémica que suponía que hubiera sido secretario de Agricultura y Ganadería de 1976 a 1981 durante el régimen dictatorial de Jorge Rafael Videla. Máxima nació en 1971, por lo que era una niña esos años. “Le estoy agradecida, las consecuencias son incalculables”, le dijo la reina a Wim Kok al final de esa reunión.

Ella entendía las implicaciones que una visita de Zorreguieta tendría para la monarquía, pero también quedó claro que las intenciones del príncipe no eran un capricho. Van der Stoel se puso manos a la obra para llevar esos planes a buen puerto. Hubo reuniones en el palacio y la oficina del Gobierno, y viajes secretos al otro lado del Atlántico para llegar a acuerdos. El objetivo final era llegar a un punto intermedio que dejara satisfechos a todos. Una boda que no tuviera la aprobación de las Cámaras es una renuncia automática a los derechos de sucesión.

El 19 de enero, tras la reunión documentada en esas notas de Van der Stoel, hubo otro encuentro. La pareja acudió a la residencia oficial del primer ministro para discutir la situación. Esa misma mañana, el historiador neerlandés Michiel Baud fue convocado para presentar su informe con las conclusiones de una investigación sobre los años de Videla y la posición de Zorreguieta. Kok le pidió en secreto en el 2000 que investigara el papel del suegro argentino del príncipe heredero. «Encontré a un Guillermo Alejandro furioso y una Máxima llorando», dijo Baud. El historiador había concluido que era imposible que Zorreguieta no supiera sobre los crímenes de la dictadura.

El documental también arrojó luz sobre otro detalle interesante. Dos años antes, se realizó una investigación secreta sobre la vida de Jorge Zorreguieta. En agosto de 1999, cuando solo un par de personas sabían sobre Máxima, ya se elaboró un informe en el que se dejaba claro que él no había cometido crímenes de lesa humanidad, pero se le veía como «moralmente» responsable por los asesinatos de la dictadura. No se sabe quién encargó el informe, pero tiene siete páginas y los realizadores del documental lo encontraron en el archivo personal de Van der Stoel.

No está claro el papel que jugó ese informe en las negociaciones, pero el príncipe consideró que Baud estaba “equivocado” y contraatacó poniendo aún más tensión sobre el debate: ese mismo día, le propuso matrimonio a Máxima sobre el estanque congelado del palacio Huis ten Bosh, donde entonces vivían sus padres. Esa imagen, una de las más famosas de la pareja, aceleró un viaje de Van der Stoel a Nueva York, donde se encontró con Jorge Zorreguieta en una suite de hotel para hablar de su sombra sobre los futuros reyes de Países Bajos. Fue el 18 de febrero y el diplomático volvió a La Haya con las manos vacías. El suegro no estaba dispuesto a ceder.

Los esfuerzos volvieron a centrarse en poner a prueba el convencimiento del príncipe sobre aquella boda, pero esa táctica no funcionó: los planes iban en serio. El reverendo Carel ter Linden, confidente de la familia real y persona que bendijo la boda en la Iglesia Nueva de Ámsterdam hace veinte años, aseguró que Guillermo Alejandro estaba tan enamorado de Máxima que estaba dispuesto a renunciar a la realeza. Así que Van der Stoel hizo un último intento por convencer al suegro del príncipe en otra reunión en Sâo Paulo.

Zorreguieta no veía inicialmente eso de no acudir a la boda de su hija y no estaba convencido de que su ausencia fuera lo mejor para Máxima, pero, al final, la pareja le convenció de que era mejor que no acudiera. «Si mi presencia en tal ceremonia causara problemas políticos que afectaran el futuro de mi hija y su futuro esposo, estaría dispuesto a ausentarme de ese evento». Así lo comunicó, por fax y de forma escueta. Y solo entonces, cuando aceptó no asistir, el Gobierno autorizó la boda. Máxima acabó casándose sin la presencia de ninguno de sus padres. Ambos siguieron la ceremonia desde un hotel en Londres, como tantos millones de telespectadores.

Una familia feliz
El matrimonio estuvo precedido por una intensa polémica, pero desde ese apasionado beso en el balcón del palacio ante la mirada del mundo para celebrar que habían logrado darse el ‘sí quiero’, la pareja se ha mostrado siempre radiante en público, intercambiándose miradas de complicidad. Los neerlandeses también tienen la impresión de que son un matrimonio feliz. El rey ya dijo que Máxima «lo significa todo» para él y afirmó que es su «felicidad, todo se lo debe a ella, pero ella también es su amiga». Palabras que ella también correspondió, confirmando lo importante que es para ella.

Pero esta historia no fue un amor a primera vista. Cuando ambos se conocieron en la Feria de Abril en Sevilla, en 1999, lo último que pensaron es que hoy celebrarían veinte años de casados. El entonces príncipe pensó que Máxima era una ‘paparazzi’ infiltrada porque estaba sacando fotos de la fiesta, y Máxima le miró como un neerlandés cascarrabias que se molesta por todo. «Fue un amor a tercera vista», bromeó Guillermo años después. “La verdad es que no me parecía nada simpático, pero eso ha cambiado”, reconoció Máxima.

Pudieron vivir algo más de una década alejados de las obligaciones del trono, pero en 2013 la reina Beatriz abdicó en Guillermo Alejandro para convertirlo en el jefe de Estado de Países Bajos. Y tampoco les fue nada mal. Los expertos los ven como “un buen equipo”, cada uno con sus responsabilidades, pero haciendo frente unidos a los momentos difíciles, como la muerte del hermano del rey, Friso, en una avalancha, o el suicidio de la hermana pequeña de Máxima, Inés.

Hoy son una familia real con tres hijas a las que han dado la mejor educación dentro de una posible ‘vida normal’, alejadas de las cámaras. Esa ha sido una de las conclusiones de una investigación publicada en diciembre. Ariane aún tiene 14 años y sigue viviendo con sus padres en palacio. Alexia se encuentra estudiando en Gales y la princesa heredera, Amalia, podría estar viajando por el mundo al haberse tomado un año sabático, antes de continuar con sus estudios.

La pareja ha gozado de una importante reputación desde su llegada al trono. Máxima ha sido el miembro más popular de la familia real desde su aterrizaje en La Haya. No solo por su buen humor y su naturalidad, sino también por su glamour, estilo y cercanía a la gente. Pero los errores de ambos en la pandemia, como su viaje a Grecia en plenas restricciones, les han pasado factura, presentándolos como una pareja que vive alejada de la realidad del resto de la sociedad.

Ambos se disculparon en un discurso televisado por esos errores, pero no está claro que la sociedad lo haya olvidado. Cuando todo parecía quedar atrás, la princesa Amalia celebró su 18 cumpleaños en diciembre en una fiesta con una veintena de personas en el jardín del palacio, mientras el resto de la población soplaba las velas en solitario por las restricciones. La popularidad de la familia real cayó en 2021 a mínimos históricos, y la esperanza está ahora en que su papel como símbolo de unidad nacional y pareja enamorada salve su imagen ante su pueblo.

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Maru Botana y sus hijos disfrutan de las olas con sus tablas en José Ignacio


La cocinera disfrutó de sus veranos “llenos de alegría, sin un minuto de descanso” en Punta del Este

Habitué de Uruguay desde hace muchos años, la chef y empresaria Maru Botana (52) eligió esta vez las playas de José Ignacio. “En este lugar me encuentro tan bien y con ganas siempre de hacer, de cocinar, de compartir. Desembarqué en José Ignacio cuando era muy joven y trabajaba con Francis Mallmann para hacer fotos para un libro. Y desde entonces me enamoré. Hoy es mi lugar preferido de vacaciones y donde todo se siente de maravillas”, cuenta Maru, que está casada desde hace veinticinco años con el ingeniero agrónomo Bernardo Solá, con quien formó un familión: Agustín, Lucía, Matías, Sofía, Santiago, Juan Ignacio, Inés y Facundo (que en 2008 sufrió muerte súbita, con seis meses).

Se hospedó en Club de Mar, un barrio privado sobre la brava de José Ignacio, y tuvo unos días muy activos con “corridas matutinas por la playa”, y actividades como “yoga sobre el agua” y paddle, además de “los largos baños de mar, compartidos con Juani e Ine, que empezaron a divertirse con su tabla de bodyboard”.

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Todos los detalles del día en que la Reina Máxima sorprendió a Benito Fernandez: «En que piso estás? Estoy en la puerta»


   

A pocos meses de la coronación de la monarca, el diseñador trabajaba en su atelier de Recoleta cuando recibió una visita inesperada que lo dejó perplejo. "No lo podía creer", dijo Benito Fernández.

A 20 años de la boda entre Máxima Zorreguieta y el rey Guillermo de Holanda, el diseñador argentino favorito de la monarca y quien la vistió en más de treinta ocasiones, habló con Infobae y, entre otras cosas, recordó cómo fue aquel día en el que su inesperada visita lo dejó sin aliento.

De modo indirecto, el primer contacto que Benito Fernández tuvo con Máxima ocurrió en 2002 cuando Mariana Andrés -quien por entonces estaba de novia con su hermano, Martín Zorreguieta- le encargó su vestido de madrina. Como su padre, Jorge Zorreguieta, no pudo asistir a la boda por indicación de la Casa Real, su madre, María del Cármen Cerruti Carricart, tampoco viajó. Por ello, Mariana y Martín se convirtieron en los padrinos de la boda.

"No era fácil vestir de madrina a una chica tan joven como era Mariana en ese entonces, que solo tendría unos 26 años. Tenía que llevar sombrero y tailleur. Le hice uno de organza con hilos disecados y una pollera de encaje bordada en hilos de rafia de colores. Las revistas de moda la eligieron como la cuarta invitada mejor vestida, después de Carolina de Mónaco. Ese fue el primer paso que me llevó hacia Máxima y que me permitió hacerle los más de treinta diseños que lució en estos veinte años", contó Benito Fernández.

Poco tiempo después del casamiento, Benito estaba trabajando en el vestido de una quinceañera en su atelier de Libertad y Arenales, en Recoleta, cuando recibió una llamada inesperada que lo dejó atónito.

"Se ve que las amigas le dieron mi teléfono y me llamó mientras estaba con una clienta, a la que le estaba haciendo su vestido de 15 años. No tenía ni idea quién me llamaba y, de repente, me dice. "Soy Máxima Zorreguieta, ¿en qué piso estás? Estoy en la puerta". No lo podía creer… Casi me muero. Le respondí que estaba en el segundo, así que enseguida tocó el timbre y, cuando abrí, estaba parada sola detrás de la puerta. Cuando entró, la chica de la fiesta de 15 casi se desmaya (risas) y Máxima se quedó sentada esperando que terminara de atenderla. Después, me senté con ella, nos pusimos a charlar, elegimos géneros y le hice los primeros cinco vestidos. Desde entonces, le preparaba la ropa y venía a probarla al atelier, o yo iba a casa de los padres, o al hotel en el que se alojaba. Los primeros diseños que le hice fueron para una visita que hizo por Latinoamérica, excepto Argentina", contó.

"Le hice muchos vestidos, como uno strapless colorado con una cinta de organza, que usó tres veces y que estuvo expuesto en una vitrina en un museo de Holanda, cuando se cumplieron diez años de su principado. Después, le hice el primer vestido que usó como reina en una visita oficial a los Estados Unidos y Canadá. Era de seda fucsia, de un hombro y con flecos. También, uno violeta con una flor colorada que dio la vuelta al mundo con las fotos, porque lo lució cuando se hizo el anuncio de la coronación. La vestí para el casamiento del príncipe de Grecia… Tantas veces más que ya no me acuerdo", aseguró.

Benito dijo que periódicamente le envía los vestidos que arma para ella y los hace sobre un maniquí que tiene con las medidas de la Reina. Si Máxima elige alguno, en Holanda se lo ajustan para que le quede perfecto. Sin embargo, el diseñador se entera de su elección una vez que ella los luce en público, porque nadie le avisa antes.

Este año ya le mandé unos vestidos, así que estoy esperando que los estrene. Nunca sé cuando los usa, así que se los hago y ella elige para qué ocasión lucirlos. Algunos, los usó dos o tres años después que se los mandé, pero otros a los 15 días. Antes de que se convierta en Reina, la veía seguido en Argentina y tenía una comunicación más directa. Pero, después de su coronación, no la vi más", detalló Benito.

"Las veces que vino al país, tenía poco tiempo o vino de incógnito, pero cada tanto yo le mando y ella elige. Tenemos contacto, pero no personal. No le gusta que le manden muchos vestidos, porque no tiene problema en repetir. El colorado lo usó tres veces y el violeta en dos oportunidades. Le encanta vestirse bien, pero es muy medida con la ropa. Tiene claro lo que quiere y se inclina por algunos formatos puntuales, como por ejemplo, que la ropa le marque la cintura o determinados colores. Es bastante ecléctica, porque un día se viste de gris y, al siguiente, con un estampado. Conozco el protocolo y sé que hay ciertas reglas que hay que respetar, como por ejemplo, que los vestidos cortos son a la rodilla. Así que, si los pide así, los hago, pero si no respeto sus elecciones porque nunca se dónde los va a usar", manifestó.

El diseñador asegura que Máxima sabe manejar su altura y elegancia. Sabe qué ponerse. Le gusta marcar tendencia y prefiere los colores neutros o fuertes. Le gusta usar accesorios, sobre todo, sombreros. Para la noche, prefiere los vestidos strapless y de un solo hombro.

"Creo que es una de las mujeres más elegantes y la que mejor explota sus cualidades. La primera vez que la vi luciendo un vestido mío quedé impactado. Primero, cuando vi el de Mariana en la boda no lo podía creer… porque estuvo en las fotos que aparecieron en las tapas de todos los diarios del mundo. Ya eso fue un shock y, que después Máxima empezara a usar mi ropa, fue algo increíble. Sé que usa mis diseños también en su vida privada, pero de eso no hay registro", indicó.

Benito resalta que Máxima se muestra como una mujer activa, que trabaja, que cuida de su familia y que no siempre aparece vestida con alta costura.

De modo indirecto, el primer contacto que Benito Fernández tuvo con Máxima ocurrió en 2002 cuando Mariana Andrés -quien por entonces estaba de novia con su hermano, Martín Zorreguieta- le encargó su vestido de madrina. Como su padre, Jorge Zorreguieta, no pudo asistir a la boda por indicación de la Casa Real, su madre, María del Cármen Cerruti Carricart, tampoco viajó. Por ello, Mariana y Martín se convirtieron en los padrinos de la boda.

"No era fácil vestir de madrina a una chica tan joven como era Mariana en ese entonces, que solo tendría unos 26 años. Tenía que llevar sombrero y tailleur. Le hice uno de organza con hilos disecados y una pollera de encaje bordada en hilos de rafia de colores. Las revistas de moda la eligieron como la cuarta invitada mejor vestida, después de Carolina de Mónaco. Ese fue el primer paso que me llevó hacia Máxima y que me permitió hacerle los más de treinta diseños que lució en estos veinte años", le dijo Benito Fernández a Infobae.

Benito Fernández vistió a Mariana Andrés, novia de Martín Zorreguieta, para la boda de Máxima y el rey Guillermo. Vestida de gris, está ubicada a la izquierda de la actual reina (REUTERS/Paul Vreeker/Pool)
Benito Fernández vistió a Mariana Andrés, novia de Martín Zorreguieta, para la boda de Máxima y el rey Guillermo. Vestida de gris, está ubicada a la izquierda de la actual reina (REUTERS/Paul Vreeker/Pool)
Pero para la boda real, no solo vistió a Mariana -a quien le hizo cinco vestidos para cada una de las distintas ceremonias y celebraciones oficiales- sino que también se ocupó de los diseños de cinco de las mejores amigas de Máxima, que viajaron juntas desde la Argentina.

Poco tiempo después del casamiento, Benito estaba trabajando en el vestido de una quinceañera en su atelier de Libertad y Arenales, en Recoleta, cuando recibió una llamada inesperada que lo dejó atónito.

"Se ve que las amigas le dieron mi teléfono y me llamó mientras estaba con una clienta, a la que le estaba haciendo su vestido de 15 años. No tenía ni idea quién me llamaba y, de repente, me dice. "Soy Máxima Zorreguieta, ¿en qué piso estás? Estoy en la puerta". No lo podía creer… Casi me muero. Le respondí que estaba en el segundo, así que enseguida tocó el timbre y, cuando abrí, estaba parada sola detrás de la puerta. Cuando entró, la chica de la fiesta de 15 casi se desmaya (risas) y Máxima se quedó sentada esperando que terminara de atenderla. Después, me senté con ella, nos pusimos a charlar, elegimos géneros y le hice los primeros cinco vestidos. Desde entonces, le preparaba la ropa y venía a probarla al atelier, o yo iba a casa de los padres, o al hotel en el que se alojaba. Los primeros diseños que le hice fueron para una visita que hizo por Latinoamérica, excepto Argentina", contó.

"Le hice muchos vestidos, como uno strapless colorado con una cinta de organza, que usó tres veces y que estuvo expuesto en una vitrina en un museo de Holanda, cuando se cumplieron diez años de su principado. Después, le hice el primer vestido que usó como reina en una visita oficial a los Estados Unidos y Canadá. Era de seda fucsia, de un hombro y con flecos. También, uno violeta con una flor colorada que dio la vuelta al mundo con las fotos, porque lo lució cuando se hizo el anuncio de la coronación. La vestí para el casamiento del príncipe de Grecia… Tantas veces más que ya no me acuerdo", aseguró.

Benito dijo que periódicamente le envía los vestidos que arma para ella y los hace sobre un maniquí que tiene con las medidas de la Reina. Si Máxima elige alguno, en Holanda se lo ajustan para que le quede perfecto. Sin embargo, el diseñador se entera de su elección una vez que ella los luce en público, porque nadie le avisa antes.
"Este año ya le mandé unos vestidos, así que estoy esperando que los estrene. Nunca sé cuando los usa, así que se los hago y ella elige para qué ocasión lucirlos. Algunos, los usó dos o tres años después que se los mandé, pero otros a los 15 días. Antes de que se convierta en Reina, la veía seguido en Argentina y tenía una comunicación más directa. Pero, después de su coronación, no la vi más", detalló Benito.

"Este año ya le mandé unos vestidos, así que estoy esperando que los estrene. Nunca sé cuando los usa, así que se los hago y ella elige para qué ocasión lucirlos. Algunos, los usó dos o tres años después que se los mandé, pero otros a los 15 días. Antes de que se convierta en Reina, la veía seguido en Argentina y tenía una comunicación más directa. Pero, después de su coronación, no la vi más", detalló Benito.

"Las veces que vino al país, tenía poco tiempo o vino de incógnito, pero cada tanto yo le mando y ella elige. Tenemos contacto, pero no personal. No le gusta que le manden muchos vestidos, porque no tiene problema en repetir. El colorado lo usó tres veces y el violeta en dos oportunidades. Le encanta vestirse bien, pero es muy medida con la ropa. Tiene claro lo que quiere y se inclina por algunos formatos puntuales, como por ejemplo, que la ropa le marque la cintura o determinados colores. Es bastante ecléctica, porque un día se viste de gris y, al siguiente, con un estampado. Conozco el protocolo y sé que hay ciertas reglas que hay que respetar, como por ejemplo, que los vestidos cortos son a la rodilla. Así que, si los pide así, los hago, pero si no respeto sus elecciones porque nunca se dónde los va a usar", manifestó.

«Los primeros diseños que le hice fueron para una visita que hizo por Latinoamérica, excepto Argentina", contó Benito Fernández .

El diseñador asegura que Máxima sabe manejar su altura y elegancia. Sabe qué ponerse. Le gusta marcar tendencia y prefiere los colores neutros o fuertes. Le gusta usar accesorios, sobre todo, sombreros. Para la noche, prefiere los vestidos strapless y de un solo hombro.

"Creo que es una de las mujeres más elegantes y la que mejor explota sus cualidades. La primera vez que la vi luciendo un vestido mío quedé impactado. Primero, cuando vi el de Mariana en la boda no lo podía creer… porque estuvo en las fotos que aparecieron en las tapas de todos los diarios del mundo. Ya eso fue un shock y, que después Máxima empezara a usar mi ropa, fue algo increíble. Sé que usa mis diseños también en su vida privada, pero de eso no hay registro", indicó.

Benito resalta que Máxima se muestra como una mujer activa, que trabaja, que cuida de su familia y que no siempre aparece vestida con alta costura.

"Me encanta que alterne la alta costura con la ropa low cost. Un día puede estar vestida de Valentino y, al otro, la ves con un low cost… pero ambos los sabe llevar y eso es algo que no puede hacer mucha gente. Esa es la mujer de hoy, más allá de sus posibilidades económicas, porque es una mujer real que cuida a sus hijos, que trabaja, que repite la ropa, que usa marcas más económicas… Me gustan las mujeres reales, auténticas, verdaderas", dijo.

"Nos representa muy bien. Tiene un magnetismo y una presencia muy fuerte. Sabe elegir qué ponerse. Por lejos, me parece la Reina más elegante del mundo pero, además, me gusta su actitud porque es dueña de un carisma, una alegría, una energía, un carácter y un carisma impresionantes. No solo es importante que un vestido sea lindo, sino que quien lo tiene puesto, lo sepa llevar y transmitir. Y Máxima es perfecta: tiene una fuerza increíble", finalizó.

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