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jueves, 3 de febrero de 2022

#EscandalosReales : Divorcios, hijos en secreto, infidelidades y las intimidades de Carolina, Alberto y Estefanía de Monaco


La vida sentimental de los tres hermanos Grimaldi ha estado marcada por la polémica y el escándalo: así han vivido el amor (el sexo y el matrimonio) Carolina, Estefanía y Alberto de Mónaco.

Si hay algo que une a Carolina, Alberto y Estefanía de Mónaco, más allá de los lazos familiares, el apellido Grimaldi y los derechos dinásticos en el Principado, es su mala suerte en el amor. Los tres hermanos tienen a sus espaldas currículos amorosos de lo más complicados, con relaciones tóxicas, escándalos sexuales, hijos secretos, infidelidades, divorcios y polémicas de todo tipo. Elegir quién de los tres ha sido más desafortunado es difícil, pero vamos a intentar hacer un repaso a su historial.

Aunque Alberto II esté al frente de la casa real de Mónaco, Carolina es la primogénita, así que vamos a empezar por ella este repaso. La Princesa comenzó su historial de polémicas amorosas a lo grande: casándose a los 21 años con el ‘playboy’ Philippe Junot, 17 años mayor que ella. La relación nunca contó con el beneplácito de Rainiero y Grace Kelly, pero Carolina se salió con la suya y se dieron el ‘sí, quiero’ en una fastuosa boda de tres días. Los rumores de infidelidad de Junot sobrevolaron a la pareja durante los dos años que duró su unión, que Carolina ahora califica como una «lucura de juventud». Una locura que se prolongó unos años más después de aquel desamor y que sumó a la lista de conquistas de Carolina al tenista Guillermo Vilas o a Roberto Rossellini.

Sin embargo, el amor (de verdad) llamó al corazón de la Princesa cuando conoció al empresario Steffano Casiraghi, con quien se casó y tuvo a sus tres hijos mayores (Andrea, Carlota y Pierre) sin haber conseguido la nulidad de su primer matrimonio. Formaban una pareja de película, el amor reinaba en su familia y la princesa por fin había encontrado la estabilidad, pero la fatal suerte se cruzó en su camino y se llevó por delante a su gran amor en un trágico accidente: Carolina se quedaba viuda con solo 33 años y tres niños pequeños. Rota, decidió apartarse del foco mediático y llevar una vida tranquila en la que se volvió a enamorar dos veces: una, del actor Vincent Lindon; otra, de Ernesto de Hannover (o, al menos, de sus títulos). Tras tres años de noviazgo con el Príncipe aleman se casó embarazada de su hija Alexandra en 1999, y su rango de alteza serenísima alcanzó el de Alteza Real. El matrimonio hace vidas completamente separadas desde hace más de una década (él, de hecho, tiene ‘pareja formal’ desde hace años, la condesa María Madalena Bensaude), pero a pesar de los escándalos de él, parece que no se contempla el divorcio por estas poderosas razones.

Si Carolina colecciona relaciones fracasadas, su hermano Alberto II suma hijos secretos y extramatrimoniales a la familia Grimaldi. A dos de ellos, Jazmin Grace y Alexandre, los tiene reconocidos, y aunque no tienen derechos dinásticos, sí llevan su apellido; y hay una tercera (de 15 años) que ahora reclama la paternidad del Príncipe. Pero esta descendencia que lo convierten en padre de familia numerosa (tiene dos hijos gemelos ‘oficiales’ con su esposa) no es la única polémica sentimental que rodea al soberano de Mónaco. Desde la década de los ’90, los rumores sobre su orientación sexual han convivido en un equilibrio muy loco ble con su fama de playboy con cadencia a las top models. Las amantes que han hecho aireado un romance con el Grimaldi son tantas como las especulaciones sobre su relación siempre en entredicho con Charlene de Mónaco: un matrimonio por contrato que se empeña en parecer feliz (sin éxito) y muchos rumores de divorcio después, la pareja lleva 10 años casada, aunque este significativo aniversario lo hayan tenido que pasar separados por la ‘huída’ a Sudáfrica de la consorte.

La tercera en discordia en la familia Grimaldi es Estefanía, la más rebelde de todos los royals europeaos y la que, probablemente, haya dado más disgustos a su familia a causa de sus (malas) decisiones sentimentales. Primero fue su relación con Daniel Ducret, el ex guardaespaldas de Alberto, la que puso patasarriba la tranquilidad de Rainiero. El entonces Príncipe de Mónaco se negó en rotundo a la unión, pero como Carolina con Philippe Junot, Estefanía también se salió con la suya y consiguió casarse con su amor. Error. Con dos hijos en común y antes de celebrar su segundo aniversario de boda, explotó el escándalo sexual más mediático del siglo pasado: las tórridas y explícitas imágenes de Ducret teniendo sexo con una stripper en una piscina en la Costa Azul dieron la vuelta al mundo y, obviamente, provocaron el fin de su relación con Estefanía. La Princesa volvió a Palacio y allí se encerró durante casi un año.

Sin embargo, este desengaño con humillación pública incluida no consiguieron que Estefanía cambiara su estrategia en el amor, y la Princesa siguió sumando errores a su currículo sentimental. Como si quisiera revivir la historia con Ducret, se ‘lío’ en secreto con otro de sus guardaespaldas, Jean-Raymond Gottlieb, y tuvo otra hija, Camille; y después, comenzó su polémico ‘romance’ con el circo. Primero se enamoró del domador de elefantes y dueño del Circo Nacional de Suiza Franco Knie y cambió los lujos palaciegos por una caravana circense, donde se instaló con sus tres hijos en Zúrich. a relación duró dos años y se rompió porque la esposa de él le negó el divorcio. Estefanía dejó la caravana de artistas de nuevo por los salones de Palacio y prometió reconducir su vida. De nuevo, error. La Princesa comenzó una relación con un empleado del circo de Knie, Adans Lopez Peres, con quien sí consiguió en privado, sin la presencia de su familia y con la amenaza de Rainiero de desheredarla y sacar a sus tres hijos de la línea de sucesión al trono de Mónaco. Una vez, la relación no tuvo un final feliz para Estefanía, a la que desde 2005 no se le ha vuelto a conocer ningún romance. ¿Se le gastó el amor de tanto (y tan mal) usarlo?

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