Este sábado 8 de Enero en el shopping Oh! La Barra de Punta del Este, se realizó un desfile exclusivo para celebrar el lanzamiento del proyecto OH! Buenos Aires donde las invitadas especiales fueron Pampita y Dolores Barreiro.
El encargado de la organización del evento fue el reconocido RRPP, Fernando Cristino, quien asistió muy contento y relajado al desfile.
A continuación, las mejores fotos del Gran Desfile OH! La Barra:
Imágenes exclusivas del back-stage :
Lanzamiento del proyecto OH! Buenos Aires, el nuevo shopping bioclimática que se está desarrollando en Recoleta
En el marco del lanzamiento de Oh! Buenos Aires, proyecto que se está gestando en el corazón de Recoleta, se realizó un mega desfile, como es tradición todos los años, con las marcas n° 1 del shopping y la presencia de Pampita, como madrina del evento y de la bellisima Dolores Barreiro.
Después de varios trámites y demoras debido a la pandemia, finalmente comienza en la capital argentina la construcción del nuevo centro comercial OH! Buenos Aires, que se va a realizar en el mismo lugar donde antes se encontraba el ex shopping Buenos Aires Design, en el barrio porteño de Recoleta.
OH! Buenos Aires estará ocupado en un 70% por entretenimiento, gastronomía y co-working, mientras que el resto del espacio estará destinado a locales comerciales. La superficie total del shopping será de 21 000 metros cuadrados, de los cuales 7000 se destinarán a comercios.
El nuevo shopping tendrá un formato de centro comercial abierto, muy a tono con la nueva normalidad y los hábitos de consumo establecidos a raíz de la pandemia del coronavirus. Contará para eso con 4 patios de 80 metros cuadrados, con aire, luz natural y muchos espacios verdes, apuntando a ser un centro comercial bioclimático con la sostenibilidad como objetivo. No contará con aire acondicionado ni calefacción sino que el aire recirculará evitando el consumo energético.
El proyecto es llevado adelante por Hatzlaja, de la que forman parte inversores panameños y Javier Stolovitsky (Dueño de Oh! la Barra) en la localidad balnearia de Punta del Este. Esta es su primera inversión en Argentina. Y planean inaugurar para noviembre del 2023.
La primera hija de los príncipes Raniero III y Grace de Mónaco sopla las velas tras un año de escasas apariciones públicas y aliarse con el hijo de su marido, Ernesto Jr. de Hannover, para ayudarle a mantener el control de la dinastía güelfa.
1- El 23 de enero de 1957 venía al mundo Carolina Luisa Margarita Grimaldi Kelly, la primera hija de Rainiero III y la actriz de cine Grace Kelly, en la biblioteca del Palacio de Mónaco. La sala había sido forrada con telas de color verde, por expreso deseo de su madre, la princesa Grace, siguiendo la tradición irlandesa. Fue la heredera de los derechos dinásticos del Principado hasta el 14 de marzo de 1958, fecha en la que nació su hermano, el príncipe Alberto, que es el actual soberano. En la imagen, la princesa Grace sostiene en brazos a su primogénita en la enfermería del Palacio Real, un bebé que posteriormente se convertiría en primera dama hasta 2011, cuando su hermano contrajo matrimonio.
2- Fue bautizada el 3 de marzo de 1957 en la Catedral de San Nicolás y creció en un ambiente feliz y tranquilo, acompañada por su familia y su niñera, Maureen Woods. Estudió primero en palacio, y después en el colegio monegasco Las Damas de San Mauro. Cada período estival acudía a campamentos de verano en Estados Unidos, país de origen de su madre, junto a sus primos maternos, donde pudo aprender el idioma. En la imagen posan sonrientes en los jardines de palacio Raniero III de Mónaco y Grace Kelly, que celebraban su décimo año de casados junto a sus tres hijos, Carolina, Alberto y Estefanía, cuando solo tenían 9 años, 8 años y 14 meses respectivamente.
3- Desde muy joven Carolina se sintió atraída por el mundo de la moda. En sus años adolescentes, allá por la década de los setenta, la princesa insufló nuevos aires al estilo de la realeza, tal y como hizo su madre antes que ella.
4- Digna heredera de la elegancia de Grace Kelly para lucir vestidos de noche en los eventos de la alta sociedad del Principado, la joven inyectó personalidad incluso a los actos oficiales, añadiendo accesorios inesperados y joyas llamativas a vestidos clásicos firmados por Marc Bohan en Dior, Karl Lagerfeld o Valentino Garavani. Para acudir al Baile de la Cruz Roja de 1974, eligió un vestido plisado de gasa que complementó con una flor blanca en el pelo.
5- La princesa lució chaqueta blanca con pañuelo rojo al cuello y falda estampada con motivos a juego para asistir a su primer desfile, donde compartió primera fila con su madre para admirar una colección de Valentino en Roma, en el año 1974.
6- Cada invierno desde 1973 pasaba al menos dos temporadas de vacaciones en la montaña para disfrutar de la nieve con su familia, una tradición que continuó posteriormente con sus futuros maridos y mantiene en la actualidad. Carolina de Mónaco acudió los primeros años junto a su hermano Alberto, con quien aprendió a esquiar. En la imagen, aparecen sonrientes en Francia, en 1976.
7- Con 18 años Carolina empezó a estudiar filosofía en París. Fue en una fiesta donde conoció a Philippe Junot, con quien se casaría a sus escasos 21 años en 1978 —sin la aprobación inicial de sus padres—, enfundada en un vestido de Dior. A la boda asistieron Ava Gardner, Cary Grant y Frank Sinatra, entre otros famosos internacionales. Los rumores de infidelidad por parte de Junot sobrevolaron a la pareja durante los dos años que duró su unión, que ahora Carolina califica como una «locura de la juventud».
8- En 1980, Carolina y Philippe decidieron tomar caminos separados. Sin embargo, la Santa Sede no concedió en un principio su anulación matrimonial, lo que provocó un conflicto entre el Principado y el Vaticano, ya que Mónaco es un país oficialmente católico. Esta no le fue otorgada hasta diez años más tarde. El desamor llevó a la princesa a irse a estudiar a Inglaterra para mejorar sus idiomas —habla con fluidez francés, inglés, italiano, español y alemán— y sumar a su lista otras conquistas, como el tenista Guillermo Vilas o el cineasta Roberto Rossellini.
9- Carolina supo por primera vez lo que era la tragedia cuando un accidente de coche se llevó por delante la vida su madre, Grace Kelly, en 1982. Raniero se derrumbó y Carolina tuvo que ejercer de soporte para su padre y sus hermanos, tanto emocional como institucionalmente. La princesa pasó a ocupar la presidencia del Festival Internacional de las Artes y de la Fundación Princesa Grace, para más tarde convertirse en primera dama.
10- Su gran amor llegó al conocer al empresario Stefano Casiraghi, con quien se casó y tuvo a sus tres hijos mayores —Andrea, Carlota y Pierre— sin haber conseguido aún la nulidad de su primer matrimonio. Se dieron el 'sí, quiero' en 1983, seis meses después de conocerse y 10 días después de anunciar su compromiso, estando ella embarazada.
11-Formaban una pareja de película. Él era tres años más joven que Carolina y se consolidó como su acompañante de viajes y aventuras, además de en los actos del Principado. El 29 de diciembre de 1983 se casó con él ante el Presidente del Consejo de Estado de Mónaco. En la imagen, la familia posa sonriente en un barco el verano de 1987.
12-La felicidad y la estabilidad por fin reinaban en su vida, pero la fatal suerte se cruzó en su camino y se llevó por delante a su gran amor en un trágico accidente: Stefano murió el 3 de octubre de 1990 durante una competición de 'off-shore', un deporte náutico en el que era campeón del mundo. Acababa de cumplir 30 años. Carolina quedó viuda con solo 33 años y a cargo de tres niños pequeños. Rota, decidió apartarse por primera vez del foco mediático. Aparece en la imagen junto a su familia, acompañada de su hermano Alberto (a la derecha).
13- En 1996 la princesa se convierte de nuevo en noticia debido a su relación con Ernesto de Hannover y decide regresar a París. Con él se casa en 1999 y ese mismo año vuelve a ser madre (de una niña, Alejandra) y juntos mantienen una relación hasta 2009, momento en el que decide separarse, aunque nunca se divorcian. En la imagen aparecen sonrientes, unidos y de la mano en 2007 en Montecarlo, Mónaco.
14- En la actualidad, a sus 65 años, Carolina de Mónaco cuida de su familia lejos del ojo mediático. A pesar de que hace apariciones públicas de forma puntual, la madurez le ha dado la tranquilidad que finalmente necesita. Una de las últimas noticias que envuelven su figura tienen que ver con los hijos de su todavía marido, que tratan de convertirla en su aliada. Ernesto Jr, el primogénito del aristócrata, lucha por mantener el control de la casa güelfa ante los desmanes de su padre y le pidió a Carolina que no se divorciara, con el fin de que su marido no pueda volver a casarse, tener más hijos y complicar aún el legado familiar. La princesa monegasca parece haber accedido, de momento, a su petición.
Isabel II ha vivido este domingo 6 de febrero una fecha muy especial tanto para ella como para la Corona, ya que se han cumplido 70 años de su reinado.
A pocas horas de que su gran día comenzara, la reina ya sorprendió a todos haciendo un inesperado comunicado en el que informó de su «sincero deseo» de que Camilla Parker se convierta en reina consorte, y no en princesa, como se creía hasta ahora que sería, cuando el príncipe Carlos herede el trono.
Tras este primer gesto, que llenó de alegría a su hijo y a su nuera, Isabel II fue homenajeada a través de la cuenta oficial de Instagram de la Casa Real británica, donde se han publicado una serie de fotografías de la reina a lo largo de los años.
La primera de ellas es un retrato cargado de simbolismo. En ella aparece Isabel II actualmente, muy sonriente, sentada en su residencia de Sandringham junto a una mesilla donde hay colocada una fotografía de su padre, el rey Jorge VI. Hace 70 años, el padre de la reina de Inglaterra fallecía, una triste noticia que su hija recibió estando en Kenia. A partir de aquel momento, comenzaba una nueva etapa en su vida y en la historia del Reino Unido, subiendo al trono para convertirse finalmente en la monarca más longeva que jamás ha existido hasta la fecha. «Esta fotografía se ha publicado para conmemorar el Día de la Adhesión de 2022: el 70º aniversario del reinado de Su Majestad y el comienzo de su año de Jubileo de Platino», comienzan explicando.
En la imagen se ve cómo sobre otra mesa que se encuentra ubicada delante de la reina está colocada una de las famosas cajas rojas cuyo interior lleva consultando Isabel II durante siete décadas. ¿Qué contienen cajas rojas con las que ha sido retratada tantas veces y que son tan importantes en su reinado? La propia Casa Real lo explica: «Se ve a Su Majestad con una de sus famosas cajas rojas. Durante los últimos 70 años, la Reina ha recibido diarios de sus secretarios privados en persona o mediante una caja roja. Las cajas contienen documentos que ponen al día a Su Majestad sobre eventos en el Parlamento, así como asuntos en el extranjero y de la Commonwealth, y documentos estatales que requieren su firma y consentimiento real».
Además del recuerdo a su padre y del simbolismo de la caja roja, Isabel II homenajea también a su madre en esta fotografía. Tal y como explica el texto que acompaña a la imagen, «la reina lleva dos broches de hojas de hiedra de diamantes, que fueron un regalo de la Reina Madre para el 21º cumpleaños de la entonces princesa Isabel».
A esta fotografía le sigue una galería de otras imágenes de la reina consultando sus cajas rojas en diferentes años. Así, la siguiente imagen, en blanco y negro, pertenece a 1959. En ella se ve a una joven reina Isabel II en el palacio de Buckingham consultando una de las famosas cajas rojas, lo mismo que hace en otra de las fotografías publicadas, donde se ve a la reina, en 1972, en su estudio de Balmoral. Una vez más, una de las famosas cajas rojas, está colocada junto a su escritorio.
En la cuarta foto de la galería se la ve consultando otra de sus cajas rojas en el castillo de Windsor. En la última foto, que fue publicada el 9 de septiembre de 2015 para marcar el momento en que Su Majestad se convirtió en la monarca británica con el reinado más largo, la abuela de Harry y Guillermo aparece en su sala de audiencia privada en el palacio de Buckingham. Y una vez más, consultando los documentos de una de sus cajas rojas.
En un mensaje publicado para conmemorar su Jubileo de Platino, la reina confesó que era «un día que, incluso después de 70 años, todavía recuerdo tanto por la muerte de mi padre, el Rey Jorge VI, como por el comienzo de mi reinado». Y añadió: «Al conmemorar este aniversario, me complace renovar la promesa que le hice en 1947 de que mi vida siempre estaría dedicada a su servicio».
Corría el verano de 2017 y Roger Federer estaba de un excelente humor. Después de seis meses de parón, había vuelto al circuito por todo lo alto, con triunfos en Australia y en Wimbledon. A sus casi 36 años, el suizo estaba ya en cuartos de final del US Open, torneo que no ganaba desde 2008 y que podía auparle al número uno del mundo por primera vez en cinco años. Por su lado del cuadro, en la siguiente ronda, aparecían Dominic Thiem o Juan Martín del Potro. Ambos, en principio, rivales inferiores.
El partido de octavos entre el austríaco y el argentino empezó con la pista inclinada. A Thiem le entraba todo y Del Potro se encontraba mal, con fiebre, cansado, acusando los muchos partidos tras la enésima lesión. De repente, algo se apoderó del de Tandil, como sucediera en las semifinales de Río 2016 contra Rafa Nadal. Derecha tras derecha, Del Potro acabó echando a Thiem del partido y Federer bien que lo celebró en sus redes sociales, con unas animaciones en las que cada derecha del argentino era como un martillazo de Thor, imposible de devolver, haciendo un cráter en el suelo.
Nunca nadie se quedó más cerca de definir lo que era la derecha de Del Potro: el martillazo de un superhéroe enrabietado. Un misil plano, veloz, siempre largo, pegado a la línea de fondo, que apenas botaba y acababa estampándose contra las lonas de atrás ante la incredulidad del rival y de la grada. La derecha que dejó al propio Federer sin su quinto US Open en 2009 incluso después de adelantarse dos sets a uno en la final. La misma derecha que le dejaría fuera de la aventura americana un par de días después, incapaz de encontrar refugio ante tal bombardeo.
La historia de Juan Martín del Potro es esa: una derecha portentosa y un cuerpo frágil, tan alto y delgado como traicionero. Campeón de grand slam a los 21 años, del Potro estaba llamado a ser parte de cualquier «Big 3» o «Big 4» digno de ese nombre. Dominaba todas las suertes del juego, podía adaptarse a la tierra batida -al fin y al cabo, era argentino-, podía jugar sobre hierba tirando de servicio y golpes planos -fue medalla de bronce en Wimbledon, en los Juegos de 2012- y resultaba imparable en pista dura, donde uno se lo puede imaginar sumando títulos y títulos a lo largo de los años.
Y, sin embargo, no pudo ser. Al año siguiente de su gran hazaña, después de caer en octavos de final del Open de Australia, empezaron los dolores de muñeca y ya no cesaron. Se perdió 2010 entero, se tuvo que operar en 2014 y en 2015, se lesionó la rodilla en 2018 y se fracturó la rótula derecha en 2019. Meses y años sin poder competir, un dolor insoportable y un trabajo como el de Sísifo para subir de nuevo la piedra a lo alto del monte y ver cómo caía rodando de nuevo a punto de llegar a la cima.
Para alguien que tuvo cinco lesiones inhabilitantes en diez años, el palmarés de Del Potro sigue siendo de los mejores de su generación: aparte del US Open de 2009, jugaría de nuevo la final de este torneo en 2018 (perdió contra el mejor Djokovic). En Roland Garros fue semifinalista dos veces (2009 y 2018) y hasta seis veces llegó a cuartos de final del US Open en sus diez participaciones. Aparte, le dio tiempo a ganar veintidós torneos, llevarse a casa dos medallas olímpicas (al bronce de 2012 hay que sumar la plata de 2016) y conquistar para Argentina la única Copa Davis de su historia, tras remontarle dos sets a uno a Andy Murray en semifinales en Escocia y luego dos sets a cero a Marin Cilic en el histórico cuarto partido de la final, jugada en Zagreb (Croacia).
El hecho de que a cada rehabilitación de cinco, seis, siete meses le siguieran otros tantos meses de esplendor -hasta cinco años acabó Del Potro entre los diez primeros del ranking- nos invita a pensar en el pedazo de jugador que nos hemos perdido. Sin duda, el gran «what if…?» de los últimos treinta años. Un tenista que, incluso dolorido, incluso renqueante, incluso lejos de ese esplendor juvenil de los años 2008 o 2009, podía enfrentarse a cualquiera y ganarle en los más grandes escenarios (Djokovic en Río 2016, Federer en el US Open 2017, Nadal en el US Open 2018).
Del Potro no era solo potencia. Era potencia y conciencia de sus propias posibilidades. Del Potro no tenía nunca miedo. Cada día era un nuevo comienzo y como tal lo tomaba. Sin duda, habría sido uno de los grandes y habría hecho muchas cosquillas al palmarés de los mejores. En fin, nunca lo sabremos. Salvo milagro -Andy Murray también anunció su retirada dos veces y por ahí anda, al borde de los 35, celebrando su retorno a los cien primeros del ranking-, Buenos Aires será el último torneo de su carrera. Quiere volver a ser feliz, quiere volver a sentir su cuerpo como algo propio, quiere dejar de luchar. Nadie se merece tanto una rendición incondicional como él. Nadie se la ha ganado con tanto sudor y tantas lágrimas.
A partir de la firma el viernes 28 de enero último, del contrato de concesión del casino privado, corren nuevos tiempos para Fosara S.A. que ahora deberá presentar el proyecto definitivo ante la Intendencia de Maldonado, que a su vez, tendrá que elevarlo a la Junta Departamental para su aprobación.
Luego de dos postergaciones, el viernes 28 de enero el representante legal de Fosara S.A., Pablo Monsuárez, firmó con el Ministerio de Economía y Finanzas el contrato que le permitirá a la empresa que lidera el italiano Giuseppe Cipriani, explotar el segundo casino privado de Punta del Este.
Su puesta en marcha dependerá del avance de la construcción del Cipriani Ocean Resort an Club Residences en San Rafael, el ambicioso proyecto -que superaría los US$ 450 millones- que se desarrollará a la altura de la Parada 12 de la rambla Lorenzo Batlle Pacheco de Punta del Este.
Pero, el proyecto sigue encerrando muchas interrogantes. Que se sepa oficialmente, el último encuentro que tuvo Giuseppe Cipriani con autoridades de la Intendencia de Maldonado, data del mes de abril del año pasado, cuando anunció que el complejo edilicio cambiaría nuevamente de forma.
Aquella vez
La directora de Urbanismo de la Intendencia de Maldonado, Soledad Laguarda, había confirmado que el viernes 9 de abril de 2021 se presentó el nuevo proyecto del Cipriani Ocean Resort an Club Residences Punta del Este, y que el mismo se encontraba a estudio en esos momentos.
Entrevistada en el periodístico Frecuencia Abierta de Aspen FM de Punta del Este, Soledad Laguarda, dijo que previamente ya había habido una reunión con el arquitecto Rafael Viñoly, en la que adelantó los cambios previstos, entre otras cosas por la situación que atravesaba el mundo por la pandemia.
Adelantó que se desistía de la idea de desarrollar dos torres horizontales y en su lugar se construirían tres verticales, con alturas que irían de los 126 metros a los 327, lo que implica que al superarse las alturas permitidas para esa zona, se deberán aprobar otras excepciones.
La nueva propuesta, explicó Laguarda, contemplaría la construcción de un basamento sobre los 25.000 metros cuadrados del terreno, por lo cual en este aspecto no habrá variantes. La “plataforma” estará compuesta por 3 subsuelos y 2 pisos que albergarán distintos servicios.
En el subsuelo estarán los estacionamientos, el casino, el centro de convenciones, el teatro, el restaurante, el spa y ballrroom, en tanto por encima irá la réplica del ex San Rafael, que en los cambios del proyecto contempla no solo que sea idéntico sino que sus dos alas sean de la misma altura.
Por detrás, en la mitad posterior del terreno, es que se erigirían las tres torres que tendrán características muy particulares por cuanto, dijo Laguarda, presentarán “muchos huecos” y serán de cristal, hormigón y acero: una tendrá 237 metros de altura, otra 174 y la tercera 125 metros.
Otra característica del nuevo proyecto es que todo el complejo contará con ingresos independientes por distintas calles, por ejemplo para el hotel, el casino o el restaurante. Aunque a esa altura no se conocía un cronograma, Laguarda confirmó que la mega obra se desarrollaría en distintas etapas.
La primera incluirá la construcción de todo el basamento donde funcionarán las áreas de servicio, y también el hotel. La jerarca estimó que posteriormente -aunque todo dependerá de una serie de factores-, el desarrollo continuará en al menos 2 o 3 etapas más, sin fechas estimadas.
En tal sentido, dijo que por el momento no había un cronograma de obras aunque ya se lo habían solicitado al arquitecto Viñoly, quien por su parte, pidió la urgencia de la aprobación. Terminado el estudio del nuevo proyecto, el tema de la altura de las torres deberá decidirlo la Junta Departamental.
¿Inversores?
A su vez, el intendente de Maldonado, sobre lo publicado por el semanario Búsqueda el jueves 14 de octubre, señalando que un reconocido inversor se podría hacer cargo del proyecto, dijo que no había leído el artículo pero que hasta donde sabía, allí solo se manejaban rumores.
Consultado en el periodístico Frecuencia Abierta de Aspen FM, Enrique Antía aclaró que hasta ese momento no había nada nuevo respecto al proyecto de Giuseppe Cipriani, pero que “algo va a tener que hacer con esa tierra” que adquirió y pagó de acuerdo al negocio pactado.
Por otra parte, confirmó que la última vez que se reunió con él fue en abril, cuando le presentó el nuevo proyecto que, “no avanza, está ahí”, porque la diversa información solicitada por la administración departamental sobre varios aspectos del mismo, no había sido respondida.
En el informe de Búsqueda, se señalaba que en la Intendencia de Maldonado “se empiezan a manejar otras opciones, y que “el proyecto le fue ofrecido al desarrollador inmobiliario local Daniel Zulamián, un referente inmobiliario con buenas credenciales en el rubro”.
Según Búsqueda, “una fuente de la intendencia señaló que Daniel Zulamián, director de la empresa, es una de las personas que se manejan desde ´hace tiempo´ como ´parte de los inversores que se arrimarían a Cipriani”´, lo que aseguró desconocer el intendente de Maldonado.
El hotel y restaurante «Garzón» está ubicado en una de las esquinas de Pueblo Garzón. El fuego comenzó en la madrugada y fue controlado por vecinos y personal de Bomberos.
El hotel y restaurante «Garzón», ubicado en Pueblo Garzón y propiedad del reconocido chef argentino Francis Mallmann sufrió un incendio este domingo. «Muchas gracias a todos los que sienten como nosotros está pérdida. Volveremos, en silencio quizás, pero despacio volveremos», expresó el chef en su cuenta de Instagram.
El fuego comenzó en la madrugada de este domingo en una de las habitaciones de servicios del hotel y se trasladó a otras dos habitaciones cercanas. El fuego fue controlado por vecinos y personal de Bomberos que trabajó en el lugar. Todavía no se conocen las causas de este incendio.
El chef, que se encuentra en la Patagonia, se refirió al hecho en una publicación de Instagram. «Hoy desde muy lejos en la Patagonia dónde me encuentro, preparamos este almuerzo como un sentido homenaje al pueblo y establecimiento que nos a dado 20 años de ilusión», escribió.
«Hoy por momentos, en silencio bebí, comí y fumé- abrazando cada sol y sombra de mis memorias durante una larguísima sobremesa, recordando a los miles de clientes que pasaron por sus puertas», agregó.
Ubicado en una de las esquinas de la plaza de Pueblo Garzón, el hotel y restaurante es uno de los puntos principales del lugar por su importancia turística y gastronómica y ha sido destacado internacionalmente.
Diez monarquías sobreviven a día de hoy en Europa. La española es la que más ha dado que hablar en los últimos años con un historial imparable de escándalos. Sin embargo, los fantasmas sobre relaciones extramatrimoniales o negocios turbios se extienden sobre buena parte de la nobleza del continente.
Diversos objetos de recuerdo de la familia real británica, en una tienda de ‘souvenirs’ en Windsor, al oeste de Londres.
«Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir». Las famosas palabras del rey emérito Juan Carlos I tras su polémica caza de elefantes en Botsuana bien podrían servir para muchos de los monarcas actuales y pasados de las dinastías europeas. En estos momentos, en Europa existen diez monarquías parlamentarias: España, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Noruega, Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Liechtenstein y Mónaco. Aunque la mayoría de ellas arrastran un presente y pasado de escándalos, la española es la institución que más se tambalea. En los últimos años suma un tsunami de tropiezos que han llevado a algunos de sus miembros a la cárcel y a otros a huir al extranjero. Hace un año, acorralado por un presunto blanqueo de capitales y por las comisiones por el tren de alta velocidad en La Meca, Juan Carlos I decidió huir a Emiratos Árabes.
Pero hablar de polémicas monárquicas en la actualidad es también hablar de la familia real británica, una de las más antiguas y valoradas del continente. En 2015, el príncipe Harry apareció disfrazado en una fiesta de oficial nazi. Poco después, salió a la luz la longeva amistad de su tío, el príncipe Andrew, con el pedófilo Jeffry Epstein. Desde hace dos años, permanece apartado de la vida de palacio. Además, las recientes acusaciones de Meghan Markle también han hecho tambalear los pilares de la corona británica, que según la actriz mostró preocupación por el color de su hijo. La confesión ha reabierto un profundo debate sobre el racismo en el país.
La de Markle como la de la reina Leticia en España son las historias de dos mujeres que pasaron a ser parte de la realeza sin contar con raíces nobles. No siempre estuvo permitido. El rey Eduardo VIII, tío de Isabel II, protagonizó uno de los reinados más breves de Inglaterra al abdicar para casarse con la humilde y dos veces divorciada Wallis Simpson. Mejor suerte corrió Haakon, el príncipe heredero de Noruega, que amenazó con renunciar al trono si no le permitían casarse con Mette-Marit, madre soltera que contaba con un hijo fruto de una pareja que había pasado por la cárcel condenado por un delito de drogas.
Los casos de corrupción de la realeza tampoco son exclusivos de España ni de nuestros tiempos. En los años 70, el por entonces príncipe neerlandés Bernardo fue sobornado con más de un millón de dólares para influir en la compra de varios cazas de combate. El caso nunca llegó a los juzgados. La cercana relación de algunas monarquías con regímenes dictatoriales tampoco ha sido una excepción en el país de los tulipanes. La actual reina consorte Máxima de Holanda es la hija de un ministro durante la dictadura de Videla en Argentina. Ya en esta época, la reina y su marido, el rey Guillermo, han estado bajo la lupa de la opinión pública tras unos polémicos viajes a Grecia cuando medio mundo estaba confinado en medio de la pandemia del coronavirus. En la coyuntura pandémica, las hijas de Juan Carlos I aprovecharon la visita a su padre en Abu Dabi para vacunarse cuando todavía no les tocaba su turno.
Esta misma semana se hacía pública la demanda de la aristócrata Corinna Larsen al rey emérito por un caso de acoso perpetrado desde hace una década. La ex amante reclama al emérito una indemnización millonaria y una orden de alejamiento.
Tampoco en buen lugar deja al rey Carlos Gustavo de Suecia uno de los últimos libros publicados sobre su vida, que narra sus continuas participaciones en fiestas de strippers destacadas por llevar a cabo orgías presuntamente organizadas por amigos suyos pertenecientes a la mafia rusa. No menos tranquila han sido las adiciones reconocidas de Ernesto de Hannover, el marido de Carolina de Mónaco (al menos sobre el papel). Tras agredir a un policía ingresó por orden judicial en una clínica de lujo austriaca. El objetivo era superar su dependencia del alcohol, pero pocas semanas después fue avistado tomando cerveza con sus amigos en una terraza de Ibiza. Su esposa, Silvia de Suecia, no solo ha tenido que lidiar con los habituales rumores de infidelidades, sino con el pasado nazi de su padre, quien se lucró con negocios confiscados a los judíos por el partido de Hitler.
En el ámbito político, Luxemburgo bordeó una crisis constitucional en 2008 después de que el gran duque Enrique se negase a firmar la ley que legalizaba la eutanasia en el país alegando «objeciones de conciencia». Finalmente, se reformó la Constitución, la legislación salió adelante y el rey vio reducidos sus poderes.
Bélgica: historia interminable de escándalos ‘reales’
Infidelidades, hijos extramatrimoniales, evasión de impuestos, colaboracionismo nazi o una de las colonizaciones más brutales. La historia reciente de la familia real belga lleva inherente la palabra escándalo. Hace tan solo unas semanas se producía la primera aparición pública de la princesa Delphine Boël, la ‘hija bastarda’ del rey emérito Alberto II. El antiguo monarca y su consorte, profundamente católicos, han caminado durante más de 60 años juntos a pesar de los continuos rumores de infidelidades entre ambos. A ella, una aristócrata italiana, se la llegó a apodar «la reina de las fiestas» y siempre se le ha relacionado con el cantante Adamo, autor de la canción ‘Dolce Paola’. Él habría mantenido una relación extramatrimonial de dos décadas con la baronesa Sybille de Selvs Longchamps, la madre de Delphine. Paola de Bélgica, también apodada la princesa rebelde por una espontaneidad que no gustó a todos los belgas, ha querido separarse en no pocas ocasiones, pero este paso era impensable en una familia real tan conservadora. Ha optado por permanecer en el castillo de Belvedere.
No mucho mejor está siendo el legado del hijo menor de la pareja, el príncipe Laurent, verso suelto y rostro frecuente de las páginas de la sociedad belga por sus continuos traspiés. Ya nació bajo los rumores de que era producto de una infidelidad de Paola. Y desde su adolescencia ha protagonizado escándalos por desviar fondos de la Armada para sus viajes o para renovar sus viviendas, lo que le ha llevado a ser denostado por buena parte de la sociedad y a enfrentarse con el Gobierno belga y con su propia familia. Pero el antes y el después de los reyes eméritos belgas también está pintado de claroscuros. Sus antecesores en el trono cargan con un pasado de sombras por claudicar ante los nazis, primero permaneciendo en Bruselas y después siendo trasladados a Alemania; por liderar la del Congo, una de las colonizaciones recientes más brutales; o por un supuesto amor secreto entre el rey Balduino y su madrastra. Hace unos meses, el actual rey Felipe pidió perdón por primera vez por los abusos y la violencia cometidas en el Congo.
En estos mares turbulentos, en un país en el que la monarquía no desata tanto simpatía como en otros y en el que valones y flamencos se enfrentan por todo valor cultural, la familia real belga pone la esperanza de su renovación en la princesa Isabel de Bélgica (19 años). Sus padres, Felipe y Matilde, ostentan el trono desde 2013. Con este matrimonio, el primogénito de Alberto intentó poner fin a los constantes rumores sobre su homosexualidad. Isabel será, tras la derogación de la ley sálica de 1991, la primera mujer jefa de los belgas. E iniciará así un camino de nuevas reinas en Europa a los que también se sumarán Amalia en Holanda o Leonor en España. Los nuevos aires de frescura pretenden reflotar la imagen de la institución de sangre azul en progresivo cuestionamiento por parte de la sociedad.
Sarah Ferguson es uno de los versos más libres y también más queridos de la casa real británica, y ahora, a las puertas de cumplir 60 años el próximo martes, ella misma asegura sentirse «sexy, atrevida y súper descarada». Readmitida en los círculos de la realeza, actuando como apoyo para su ex marido, el príncipe Andrés, en el escándalo del caso Epstein y a las puertas de casar a su segunda hija, la princesa Beatriz, la duquesa de York cumple más de tres décadas en uno de los focos mediáticos más exigentes.
«Me gustaría ser una abuela de esas a las que pueden acusar de ser hipocondríacas. No lo digo en broma, quiero tomármelo muy en serio, solo tenemos una vida», reconoce la ex nuera de la reina. Su cumpleaños llega en un momento delicado en el que Fergie, como se la conoce cariñosamente, deberá afrontar una gran cantidad de retos, y no todos precisamente amables.
El primero y más importante de ellos es el frente que tiene abierto el príncipe Andrés por su vinculación con el caso Epstein. El ex magnate y multimillonario, que fue amigo cercano del duque durante varios años, se suicidó en su celda el pasado 10 de agosto después de ser acusado de varios cargos por tráfico sexual, pero dejó tras de sí un legado que amenaza con salpicar a múltiples personalidades.
Entre la documentación que la policía recopiló y las historias publicadas en la prensa, han aparecido numerosas fotografías, vídeos y anécdotas que vinculan al hijo de la reina Isabel con la ‘mansión de los horrores’ que el multimillonario tenía en Nueva York, lo que terminó apartándole temporalmente de la vida pública.
Tras su refugio veraniego en Sotogrande, un complejo exclusivo al sur de España donde se dedicó a jugar al golf y donde Sarah fue vital para aislarle de la tormenta mediática, Andrés ya se ha reincorporado, aunque poco a poco, a la actividad de su cargo. «Él está siendo asesorado sobre cómo proteger su reputación, mientras que Fergie continúa completamente comprometida con él y se siente orgullosa de estar junto a su hombre en uno de los momentos más complicados de su vida», reconocía recientemente una fuente del Palacio de Buckingham a The Sun.
Divorciados desde 1996 después de 10 años de matrimonio y en medio de un gran escándalo para la casa real británica, algo que nunca le perdonará el duque de Edimburgo -en especial la fotografía de uno de sus amantes chupándole el dedo gordo del pie-, los rumores sobre su posible reconciliación amorosa han sido constantes desde hace una década y eso que Fergie llegó a utilizar el nombre de su ex para pedir dinero, como se demostró en unas grabaciones.
Concretamente desde 2008, cuando Fergie se mudó de nuevo al Royal Lodge de Windsor en calidad de amiga de su ex, con quien mantiene una excelente relación y junto al que, según ella, se ha convertido en «un ejemplo de paternidad» a pesar de que el matrimonio no funcionase. Aun así, la duquesa de York vive la mayor parte del tiempo en Verbier, Suiza, donde tiene un chalet de esquí que comparte con Andrés: «Somos la pareja de divorciados más feliz del mundo. Nos hemos separado en cuanto a nuestro matrimonio, pero no el uno del otro», aseguraba recientemente en el Daily Mail.
Lo que le ha abierto las puertas de la casa real de nuevo y le ha llevado incluso a veranear este año con la reina en Balmoral es el desinterés que ella misma asegura tener por lo material. A pesar de haberse llevado una cifra que ronda los 4 millones de euros del divorcio, Ferguson contó durante una entrevista con Harpers Bazaar el encuentro que tuvo con la monarca al respecto: «Ella me preguntó que qué era lo que necesitaba, y yo le respondí que su amistad. Creo que eso le sorprendió, todo el mundo pensaba que exigiría un buen acuerdo».
BODA REAL
Eso, unido al excelente trato que tiene con su hijo y la forma en que cuida de sus nietas, las princesas Beatriz y Eugenia, de las que dicen que son de las favoritas de la reina, han propiciado que las puertas de palacio vuelvan a estar abiertas de par en par para ella, aunque siempre con la salvedad del príncipe Felipe, que a sus 98 años no parece estar dispuesto a cambiar de opinión.
Tal es el poder que Fergie tiene que incluso se rumorea que vetó a Camila Parker Bowles, la amante y ahora esposa del príncipe Carlos, de la boda de su hija menor con Jack Brooksbank, aunque desde la casa real lo justificaron por un evento que tenía concertado previamente con un colegio escocés. Está por ver también si Ferguson y su hija Beatriz, que ha anunciado su compromiso para la primavera del año que viene con Edoardo Mapelli Mozzi, deciden materializar un conflicto con los duques de Sussex, con el que se ha especulado mucho durante el último año.
A pesar de que Eugenia se ha mostrado siempre cercana a Meghan y Enrique, durante los últimos meses, según los tabloides británicos no les habría sentado nada bien que anunciasen el embarazo de su primer hijo durante la ceremonia, por lo que podrían estar pensándose invitarlos al próximo enlace, que supondrá la cuarta boda real en menos de dos años. Ese día madre e hija entrarán en la historia, ya que Sarah será la primera mujer en aparecer en las actas de una boda real y Beatriz la primera princesa madrastra de la historia de la casa real británica, ya que su prometido tiene un hijo.
CONTROL DE PESO
En lo personal, Sarah asegura sentirse mejor que nunca. Después de confesar en el programa Viva la vida que la llamaban la duquesa de Pork, lidera una campaña contra el sobrepeso, vigila «cuidadosamente» su alimentación y hace «un montón de ejercicio en casa». «Se llegó a decir que el 82% de la gente prefería acostarse con una cabra antes que conmigo», recordó entonces ella en el programa de Telecinco. «Siempre he tenido un problema con eso, porque cuando una persona está triste y desanimada, come, y eso es lo que hice yo durante muchos años. Era una comedora emocional que recurría a la comida para intentar compensar los sentimientos cuando la vida se ponía difícil».
Ahora, a punto de cumplir 60 años y derrochando «lágrimas de alegría» por el compromiso de su hija mayor con un hombre al que ella misma conoce «desde que él tenía 4 años», la duquesa de York se prepara para afrontar una de las etapas más importantes de su vida, una en la que deberá coger las riendas y ocupar, aunque no sea miembro de forma oficial, su lugar dentro de la casa real inglesa.