El músico se presenta este domingo en Medio y Medio de Punta del Este, donde ayer agotó las localidades.
El artista recuerda los veranos de su adolescencia en Uruguay.
–¿Qué diferencia encontrás en la forma de vivir un espectáculo hoy en comparación a los que ofrecías antes de la pandemia?
-Se valora más el encuentro con el público de forma presencial. Después de la era loca de la virtualidad
y la distancia, poder hacer un concierto presencial es hermoso. Hoy le damos la importancia que tiene
que tener. La riqueza que tiene la experiencia presencial en un concierto tanto para los que estamos
arriba del escenario como para el público es muy diferente a lo virtual.
-Durante la pandemia ofreciste shows de streaming y «autorecitales» para público dentro de sus vehículos,
¿tuviste que aprender muchas cosas nuevas en estos últimos dos años?
-Sí, constantemente estamos aprendiendo y a todos nos pasó que hubo que aprender cosas relacionadas
a nuestro trabajo pero también a nuestras relaciones. En mi caso con la música tuve que hacer una
búsqueda muy importante. Para hacer música y subirme a un escenario en estas circunstancias
particulares tiene que haber una búsqueda incesante, y eso siempre requiere un aprendizaje.
-Hace 30 años que creás hits, ¿con el tiempo uno va adquiriendo la práctica para escribir canciones
o por el contrario es cada vez más difícil encontrar la inspiración que uno tenía a los 20 años?
-Es distinto. No hay nada fácil en el camino de un artista, y menos cuando uno pretende hacer las cosas bien.
No existen fórmulas. Las cosas en algún momento se hacen de una manera y en otro de otra.
No hay una regla que se repita, al menos en el arte no existe eso.
-Más allá de que has probado distintos géneros y estilos a lo largo de tu carrera,
¿te seguís sintiendo una figura del rock nacional?
-Yo vengo del mundo del rock nacional desde chico. Fui parte de ese movimiento, pero es amplio
y ahí entra un montón de tipos de música. El rock argentino siempre tuvo muchas influencias
del tango y de muchos géneros. No es algo cerrado. Igualmente no me interesa mucho definir
el género, sino hacer canciones populares sin buscar una etiqueta.
-Y justamente por desafiar los límites del rock, ¿sentiste alguna vez prejuicios por los más puristas del género?
-Puede ser, pero desafiar los límites de la gente que es más estructurada siempre es algo sano
y algo muy bueno. Le pasó a todos los que lo hicieron: a Piazzolla, los Beatles, Prince, Charly (García).
A todos los grandes músicos que yo admiro les pasó. Igualmente yo me siento respetado y querido
por varias generaciones de colegas y del público.
-Durante mucho tiempo el rock estuvo asociado a lo que se le llamó la «cultura del reviente», ¿eso caducó?
-Hay una cosa del «reviente» que siempre fue marketing. Por algo los Rolling Stones tienen 80 años y
siguen haciendo giras y shows. Si hubiese sido verdad todo el «reviente» estarían todos bajo tierra,
y lo mismo con tantos otros. Evidentemente durante un tiempo la rebeldía fue parte de ese movimiento,
y luego siguió con el punk, pero siempre estuvieron dentro del sistema. El rock nunca fue antisistema.
Tenía un marketing como de rebeldía y reviente pero siempre dentro del negocio de la música.
La rebeldía pasa por otro lado. Nosotros nos comimos ese marketing porque creemos que todo lo que
viene de afuera es verdad y lo valoramos más, pero yo no creo en eso. Hay mucho de blef.
–¿Te han ofrecido ser jurado de un programa de talentos?
-Sí, un montón de veces. Me lo ofrecieron en Argentina, Colombia, México, pero no me interesa.
No es un lugar en el que yo me sienta cómodo, para nada. Yo soy músico, no soy alguien de la televisión.
No me preparé para estar en televisión. Lo que me interesa es componer canciones, grabarlas,
hacer conciertos y discos. No creo que todos tengamos que saber hacer de todo. No hay por qué
hacer eso cuando uno está feliz con el lugar que le tocó. Tengo millones de personas que me escuchan
y lo que más me importa es conservar eso.
-Visitás Uruguay desde chico, ¿cómo definís tu vínculo con el país?
-Mi vínculo con Uruguay es muy cercano y lo asocio mucho a mi infancia y a mi adolescencia.
Vengo desde muy chiquito. Me crié en Concordia, Entre Ríos, donde siempre tuve vínculo
estrecho con Salto. Cuando era niño tenía muchos amigos ahí. Además pasaba el verano con mis
padres en La Paloma. También he ido a Valizas y Piriápolis.
-¿Se te viene a la mente algún recuerdo en particular de tus veranos en la costa uruguaya?
-Recuerdo mi primer viaje solo con amigos cuando tenía 16 años. Fuimos a un camping al lado de
La Barra de Punta del Este. Fue una aventura hermosa, eran los primeros años de la libertad
de la adolescencia. Recuerdo esa época con mucho cariño.
–Sos amigo de Chano, quien en los últimos meses ha pasado por situaciones complejas, ¿te has reunido con él?
-No nos vimos personalmente, pero hemos hablado. No me interesa hablar de eso, pero se lo ve bárbaro y muy activo.
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