Guntram Von Habsburg, hijo de la princesa Laetitia d’Arenberg y su esposa regresaron este verano a su chacra en José Ignacio. Cómo es su vida tras la pandemia.
Después de pasar estos años de pandemia radicados en Suiza, donde estudiaban sus hijos, Guntram von HabsburgLothringen (54), y su mujer Débora (42) decidieron que ya era tiempo de regresar a Punta del Este y a su querida chacra de José Ignacio, a la que el archiduque de Austria el hijo de la princesa Lætitia d’Arenberg (80) y la actriz, productora y directora de cine llaman “su lugar en el mundo”.
Destino que eligieron al alejarse de Nueva York tras la caída de las Torres Gemelas y forjar una nueva vida. Porque fue en Uruguay donde también nacieron sus hijos Anna-Faustina (20) y Tiziano (17) y la familia se radicó hasta 2008, año en el que Guntram sufrió el accidente en moto que lo dejó en silla de ruedas y los motivó a mudarse a Miami para continuar con su recuperación, para muchos milagrosa.
“Punta del Este es un poco mi casa, un lugar muy especial porque fueron muchos los años que buscamos esta chacra. Acá llegaron nuestros hijos a los tres días de nacer en Montevideo. Buscamos hasta conseguir este lugar soñado, que construimos de adobe… fue un experimento muy loco”, cuenta Guntram sobre su refugio ecológico de 300 metros cuadrados, con privilegiada vista a la laguna de José Ignacio. “Los chicos crecieron viendo ponis, gallinas, conejos y cerca de una huerta, muy en contacto con la tierra. Hay, además, unas puestas de sol que te dan mucha paz. Cuando nos mudamos éramos pocos”, agrega Debora sobre su singular chacra.
“Hicimos un viaje en el 2000 por Perú y Sudamérica”, detalla la actriz. “La idea era venirnos en auto desde California hasta Uruguay. Salteamos algunos países por ser lugares de conflicto, pero llegamos a Perú”, aclara su esposo.
“En realidad estábamos asistiendo a la filmación de un documental en el que trabajaban la hermanastra de Guntram y su marido. Todo offroad, por desiertos, montañas y fue impresionante porque vimos ciudades enteras de adobe. Nos impactó lo perdurable y su calidez. Aprendimos sobre el adobe. Y justo en Uruguay encontramos a una arquitecta que se especializaba en este material. Fuimos un poco precursores, al principio nos miraban raro”, se sincera Debora entre risas. Su casa tiene un techo verde, donde crece pasto, lo que ayuda a regular la temperatura en las diferentes estaciones del año. “En la primavera florece y se llena de pájaros”, afirma sobre el pequeño paraíso que construyeron.
“ La casa es ideal también porque estamos súper aislados en esta zona. Es un regreso raro, porque hay mucha gente que se está contagiando. Tengo muchísimos amigos que quieren verme, pero no es posible”, asegura sobre lo que sucede en Punta con la nueva ola de Covid. En cuanto a su presente, Guntram, dice que hoy está abocado a ayudar a su mamá con sus negocios.
“Ella a sus 80 años sigue con una energía brutal. ¡Nos cuesta seguirla! Estoy retomando los temas del campo. Nos estamos dedicando a la ganadería tradicional, engordar ganado y manejar las pasturas, pero seguimos con una parte de genética muy importante. Nuestra pasión son los caballos árabes”, puntualiza von Habsburg. “Hemos estado en París, por ejemplo, representando a Lætitia en el Mundial de Caballos Árabes”, explica la archiduquesa de Austria y actriz de trayectoria internacional, que ha trabajado con directores como Francis Ford Coppola y Juan José Campanella.
“Se trata de la competencia máxima a la que puede aspirar un criador. Ella tuvo tres caballos, Exalibur, famoso porque fue campeón mundial. Después tuvo una yegua que nació en el haras Las Rosas, también campeona del mundo, aunque la vendimos un tiempo antes. Y ahora estamos en campaña con LR Solo Mío, con el que fuimos a París. No ganó, pero fue elegido como mejor caballo del show por el público, algo muy importante. Ahora ese caballo compite en Qatar”, continúa Guntram.
Y nosotros también seguimos con los proyectos propios como los de nuestra productora de cine ‘Pollination Pictures’. Ahora estamos terminando de filmar un documental sobre Richard Tesore, un hombre que tiene una organización llamada S.O.S , que viene rescantando y rehabilitando hace 30 años todo tipo de fauna marina. Una historia admirable y linda para contar”, adelanta Débora. “Bueno, la verdad que aburrirnos no es una opción, es imposible y no está en nuestras personalidades”, reconocen ambos con humor. A casi 14 años del accidente que le cambió la vida, Guntram también se refirió a su estado de salud y cómo fue adaptarse.
“A lo que viví lo veo como una anécdota y punto. Trato de seguir viviendo la vida como lo hacía antes. Tengo problemas de movilidad, porque no los quiero llamar restricciones, que se resuelven, pero intento vivir de la misma forma. Sigo siendo la misma persona y teniendo el mismo impulso y carácter, desde ese punto de vista no ha cambiado nada. Hoy estoy feliz de estar acá, de ver crecer a mis hijos y de estar con mi mujer, que es una mujer increíble y con una fuerza brutal y lista”, concluye el archiduque, cuyo otro objetivo es continuar con la labor solidaria de la “Fundación Lætitia d’Arenberg”, que ayuda a gente con problemas de adicción, a ancianos y estudiantes, además de apoyar la tenencia responsable de animales, la cultura, el medioambiente y el arte.
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